Capítulo 9

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Huyo, huyo, huyo.

Killian grita mi nombre, pero yo no escucho. Solo huyo de él, de todos, de esta horrible pesadilla. Atravieso el pasillo y se me caen los zapatos. No me vuelvo para recogerlos, empujo la puerta de metal y salgo descalza al bosque. Sigo corriendo hasta que oigo que Killian se cansa de perseguirme. No pienso volver a su lado hasta que alguien me demuestre lo contrario. Killian es el monstruo, no Christopher. Él me ha enviado de alguna manera a este infierno en la Tierra, lo sé. Estoy segura de que Christopher no mentía. Nunca en su vida ha dicho tantas verdades juntas.

La noche es fría y yo solo llevo un pantalón corto y una camisa. Miro al cielo plagado de estrellas con árboles recortados en la oscuridad. No sé dónde estoy, tengo mucho miedo. Ni siquiera puedo volver al campamento. Killian habrá tomado el control y les habrá dado órdenes a los niños de arrestarme en cuanto me vean. Ahora estoy sola en esto... A menos que libere a Christopher. Frunzo el ceño y busco un tronco caído para sentarme. Christopher es probablemente el peor compañero que he podido elegir, pero no tengo más opciones. Además, necesito descubrir si lo que cuenta es cierto...

Me duermo antes de poder pensar una palabra más.

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Despierto entre musgo y hojas de pino. Me dormí en una mala postura, así que hoy estoy llena de agujetas y con dolor de cabeza. Por un momento se me olvida todo lo que pasó ayer, pero luego lo recuerdo y me da un vuelco al corazón. No sé cómo voy a hacer para entrar a coger a Christopher, ya que me sé el plan de Killian de memoria, y por lo tanto sé que la celda va a estar custodiada las veinticuatro horas. Ni siquiera estoy segura de que pueda confiar en Christopher, ya me ha demostrado muchas veces que así es.

Decido construirme un par de lanzas por si los niños vinieran a por mí. Con unas ramas anchas y una piedra cortada podría hacerlo. Mi mañana consiste en eso básicamente. Necesito sacar a Christopher de esa celda, es mi única esperanza, sin exagerar.

De alguna manera se me ocurre un plan que a mí me parece brillante. No pienso perder más tiempo, ya que lo tengo todo listo y mi vida corre peligro, al día siguiente sin zapatos y únicamente con una lanza, me dirijo hacia lo que será mi gran recompensa a mi sufrimiento, o mi fatal destino.

La parte buena es que sigo conservando la capa que nos dio Killian, así que podré hacerme pasar por uno de los niños con facilidad, antes de que me descubran. Llego a la puerta metálica de la que escapé, y la abro con cuidado. A las afueras del complejo no hay nadie, así que ese factor juega en favor de mi plan. En el interior tampoco hay nadie, al menos no en el pasillo principal. El corazón me late a mil por hora, pero ahora no puedo abandonar. Agarro la lanza bien y bajo las escaleras que llevan a las celdas donde se supone que debe estar Christopher. Aquí abajo tampoco hay nadie, solo dos niños encerrados... y Chris. Me mira sin reconocerme, como si se acabara de despertar de un sueño.

-¿Estás bien? -le digo acercándome. -Tengo que sacarte de aquí.

-¿Qué...? -pregunta somnoliento.

Busco por las paredes la llave de la celda, hasta que la encuentro. Me doy cuenta de que hasta ahora mi plan está siendo inservible, no hay ni un solo guardia que quiera capturarme. Abro la celda de Christopher y lo agarro del brazo, ya que él sigue sin reaccionar. Al menos parece más cuerdo que ayer.

-Te sacaré de aquí únicamente si me explicas lo que me dijiste ayer, ¿recuerdas? -digo amenazante.

Entrecierra los ojos y abre levemente la boca. Niega muy despacio con la cabeza.

-¿De qué me hablas?

-De lo que me dijiste ayer. Necesito que me lo cuentes. -intento parecer lo menos desesperada posible.

Warning SignsWhere stories live. Discover now