Capítulo 1: Aquí

138 15 5
                                    

Despierto en medio de una selva gigantesca. Me duelen todos los huesos, por lo que es difícil levantarme. Lo consigo finalmente, y empiezo a andar hacia cualquier parte. Camino horas hasta que llego a una playa de rocas. El agua del mar es cristalina, con pequeños peces de colores nadando.

Algo suena. Un arbusto se ha agitado un segundo, lo suficiente para delatar a quienquiera que se esconda detrás. Busco un arma con la que protegerme, y cojo una piedra afilada. Me acerco lentamente conteniendo la respiración, hasta que me detengo a pocos centímetros del arbusto. No se ve claramente, pero hay unos ojos color esmeralda mimetizados con las hojas del mismo color. Me paro a pensar y caigo en la cuenta de que esos son los mismos ojos del chico que estaba tumbado a mi lado. Del chico con cabellos claros.

-Hola. -susurra.

No puedo hablar. No sé dónde estoy. Quiero...

-¿Estás bien? -pregunta.

-Sí. -consigo decir.

-Ven conmigo. -dice, saliendo de detrás del arbusto. Es un joven guapo. Con hombros anchos y cara de niño. Sus cejas son finas y enarcadas, lo que le da una expresión peculiar cuando habla. -No te va a pasar nada malo.

Me ofrece su mano y yo la acepto. Recorremos la jungla hasta llegar a un campamento rural. Hay tiendas de campaña, casas de madera en los árboles y grandes palos para encender un fuego. Pero lo que más me asombra son los niños que me están mirando.

-¿Quiénes son? -le pregunto al muchacho.

-Viven aquí.

-Son niños pequeños.

-Eso no importa. Si sabes usar un cuchillo y no quieres irte, este es tu sitio.

No tengo palabras para seguir hablando. El muchacho me agarra del brazo ante la mirada expectante de los niños y me conduce a un lugar más apartado, donde hay unos bancos de madera. El chico se sienta, pero yo no le imito.

-Creo que ha sido muy precipitado todo esto. Y la verdad es que a mí me da igual. -empieza. Intento mantenerle la mirada, pero intimida demasiado. -Has aparecido aquí por una razón, y voy a averiguarlo. Como habrás comprobado, solo hay niños, por lo tanto tú estás fuera de lugar.

-Siento haber aparecido en donde quiera que esté, yo solo quiero irme a casa. -digo mirando mis zapatos. No tengo zapatos, solo calcetines sucios.

El muchacho se levanta y acerca su nariz a pocos centímetros de la mía.

-Sí, eso ya lo veremos.

Y desaparece.

------------------------------------------------------------------------

Gracias por leer mi historia. nunca me había lanzado escribir algo y me gustaría que me dieras tu opinión en los comentarios.

muchas gracias!!


Warning SignsWhere stories live. Discover now