Capítulo 4: Bianca

78 8 4
                                    

Killian ya puede ponerse en pie, y damos vueltas por las habitaciones hablando.

-No digas eso, qué horror. -dice él, mientras se ríe.

-Pero es que fue así, no te voy a mentir. -digo yo. Muevo las manos arriba y abajo para acompañar la explicación.

-Bueno, dejemos el tema, por favor, que me están entrando arcadas.

Seguimos caminando hasta que él se para, se gira y se pone serio.

-Gracias por ayudarme todas estas semanas. De verdad.

-No digas nada. Al final resulta que quedarte colgado de un árbol es lo mejor que me ha pasado por ahora. -digo, ruborizándome.

-Sí, claro.

-No es por ser cruel, pero así te he conocido. Probablemente ahora estarías muerto si no te hubiera bajado de allí.

-Gracias por la confianza. -dice, riéndose.

-Y todo empezó porque tu hermano me trajo aquí. -continuo.

-Quieres decir que todo se lo debemos a Christopher.

-Exacto. Pero a la vez nada. Porque podría haberte conocido de una manera menos peligrosa.

Me doy cuenta de que estamos llegando a un tema que va a acabar mal. Ya he pillado más de una vez a Killian mirándome más tiempo de lo normal o acercándose a mí más de lo que debería. No puedo negar que yo también siente algo de atracción por él, pero no puedo permitirlo. No estoy aquí para vivir una historia de amor, estoy para descubrir cómo he llegado a este sitio.

-Tienes razón. Hagámosle una fiesta a lo grande. Habrá alcohol... -empieza, poniendo sus manos en la cintura, cosa que Christopher también hace.

-No hay alcohol en la isla. Y además yo no bebo. -replico.

-Eso aquí da igual. Si hubiera alcohol no dudes que todos, incluida tú, bebería. No hay adultos, esto es un paraíso.

-Pues a mí no me lo parece -digo, empezando a andar de nuevo. -Quiero decir, no hay normas, ni leyes, es un caos.

-Tenemos normas. Las impone Chris.

-Qué bien, me has alegrado el día.

-Sus normas a lo mejor son estrictas como: no tocar a las chicas que vengan sin su consentimiento, el de las chicas, no el de él.

- ¿Han estado más chicas? -pregunto. Eso me hace sentirme mal, aunque sé que es una tontería. No puedo enfadarme con alguien al que acabo de conocer por seguramente enamorarse de otras chicas, y filtrear con ellas como conmigo.

-Solo unas cuantas. Como tres o cuatro que yo recuerde. Pero fue hace mucho tiempo, ya ni me acuerdo de sus caras -dice, notando mi incomodidad.

-¿Hace cuánto? -sé que oculta algo. Y odio a la gente que dice tener un oscuro pasado, o secretos irrevelables.

-No lo sé. No me acuerdo. Hace unos años, puede. -dice, mientras levanta un brazo y se rasca la cabeza, intentando no darle importancia. -Tampoco es relevante.

-Ya. Sé que me ocultas algo, pero me da igual -le digo, mirándole a los ojos.

-Sé que no te da igual, y tú también. No pienso decírtelo. -dice, descarado. Es en estos momentos cuando el parecido con Christopher sale a la luz.

Empiezo a andar rápido hasta la salida. No sé qué se creerá, pero yo no voy a estar persiguiéndole para que me lo diga. Su afecto está empezando a distanciarnos.

-Oye, no quería decir eso.

-¿Y entonces qué querías decir? -pregunto, dándome la vuelta.

Se toma su tiempo para buscar una excusa, pero yo me canso y me voy al campamento. Esta vez, no me llama.

Warning SignsWhere stories live. Discover now