Capítulo 58

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Narra Connor

Desesperado y enfadado. Eran las únicas palabras que, hasta el momento, podían describirme.

Luego de encontrar a Ashley y enterarme de que mi hermana Samanta había desaparecido, me desesperé de una manera inreconocible. Me agarraba el cabello frustrado por no poder hacer nada para salvar a mi hermanita, así que, resignado, acompañé a los hermanos Harrison al hospital.

Por algún motivo, Logan no quiso ir y obligó a Paul a que se fuera de aquel espantoso lugar conmigo y con Jack.

Estuvimos mucho tiempo esperando noticias de Ashley hasta que nos enteramos por Paul de que Luke y Logan también venían al jodido hospital y heridos. Fue ahí cuando me enfadé.

Ese hijo de puta quería destruir a mi familia y eso no lo permitiré.

En tres tiempos, yo ya les estaba mintiendo a los hombres de Luke, diciéndoles que él me había dejado a cargo y que nos enfocaríamos en la búsqueda de Samanta. Les ordené que dispararan a matar a cualquier tipo desconocido y que tuvieran precaución de no dañar a mi hermanita.

Ellos aceptaron sin rechistar y, en unos segundos, Jack y yo rápidamente cargamos nuestras armas y tomamos todo lo que teníamos al alcance para salir en busca de nuestra hermana.

Ninguno de los dos había derramado siquiera una lágrima; tanto en mi rostro como en el de mi hermano solo reflejábamos furia y odio hacia la única persona que estaba detrás de todo esto, detrás de todo el desastre que se había armado meses atrás por un tipo totalmente rencoroso y asqueroso como lo era Axel.

Según la policía, Axel no poseía más que una casa, que era en la que nos encontrábamos ahora; por lo tanto, no teníamos opciones para buscar a Sam.

El auto permanecía en silencio, hasta que un siseo de mi hermano me hizo voltear para observar su rostro concentrado.

—¿Qué sucede? —Pregunté ya cansado de esperarlo. Se mordió el labio, mirando fijamente su arma, pensativo.

—Es solo que... ¿Recuerdas al chico que estaba en la habitación donde encontraron a Ashley? Parecía ser un hijo de mami y papi. —Hice una mueca indicándole que no estaba muy seguro. Prosiguió.— ¿Y si Sam está en alguna de sus propiedades? —dijo dudoso. Fruncí el ceño, confundido.

—¿Y cómo planeas encontrarlo, exactamente? —Alcé una ceja.— Digo, lamento ser pesimista, pero no conocemos al chico. —Finalicé desilusionado.

—Lo he visto. —Lo miré sorprendido— Sé dónde trabaja actualmente . En el centro comercial, en una pequeña cafetería. —Soltó sin expresión en su rostro.

Lo miré fijamente y una lenta sonrisa esperanzada se comenzó a formar en mi rostro, al igual que en el de mi hermano. Pronto, ambos sonreíamos como el gato de Cheshire.

—Te estabas demorando en decírmelo, hermanito. —Dije encendiendo el coche para ir directo a la cafetería donde trabajaba aquel chico y lograr seguirlo a donde sea que vaya.

Tenía que saber el verdadero paradero de mi hermana.

Luego de minutos esperando afuera de la cafetería, vimos a un chico pelinegro salir de allí con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha. Bajé del coche rápidamente, furioso, y me acerqué hacia él.

—¡Connor, detente! —gritó Jack, haciendo que el chico se sobresaltara y mirara por detrás de su hombro.

Él, al verme, abrió los ojos como platos e intentó correr, pero al parecer no se había recuperado del todo porque hizo una mueca de dolor y se detuvo. Me acerqué y lo apunté con mi arma.

Mi Imbécil. (Libro 1) [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora