Capítulo 39

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Narra Ashley

–¡Tanto tiempo querida prima!–gritan al unísono los idiotas de mis primos.

Los idiotas de mis primos irrumpieron en la casa con su alboroto característico, y mi primera reacción fue cerrarles la puerta en las narices.

Escuché un quejido del otro lado y me percaté de que había sido un poco más brusca de lo que pretendía. Logan, mi hermano, se acercó detrás de mí, apenas reprimiendo una risa por mi arrebato.

Connor Steven Harrison, el mayor de los cuatro, fue el primero en entrar. A pesar de ser un gorila insoportable, tengo que admitir que es guapo. Con sus ojos celestes, cabello rubio y un cuerpo bien formado, podría ser el prototipo de chico perfecto, si no fuera por su irritante personalidad. Se acercó con una mano en la nariz, y me di cuenta de que era a él a quien casi le saco la nariz. Su semblante de dolor solo provocó más risas en mí.

–Lo golpeaste?–preguntó Logan, tratando de contener la risa. Asentí con los ojos entrecerrados y solté una risa nerviosa. Logan abrió la puerta para dejarlos entrar, y detrás de Connor apareció Samanta Steven Harrison, mi "mejor amiga" (con tono sarcástico). Samanta, de ojos verdes y un cuerpo de modelo, era todo lo contrario a mí. Nuestra rivalidad era conocida por todos, y su sonrisa falsa no pasó desapercibida cuando se colocó junto a su hermano.

–Tanto tiempo, bellísima Ashley–Murmuró en un tono sarcástico.

–Gracias por lo de 'bellísima', querida–respondí con una sonrisa fría, –Lástima que no puedo decir lo mismo de ti.–Su expresión de incredulidad me hizo reír aún más.

La tercera en entrar fue Elena Steven Harrison, la neutral de la familia. Elena era la prima carismática, con la que mejor nos llevábamos. Su dulzura contrastaba con la arrogancia de sus hermanos. Con su cabello rubio y ojos celestes, irradiaba una calidez que ninguno de sus hermanos poseía. Corrió a abrazarnos con una sonrisa. Logan y yo la recibimos con los brazos abiertos.

–¡Hola, primos!–exclamó Elena, mostrando su brillante sonrisa. Era evidente que nos había extrañado, y nosotros también a ella.

–¿Cómo estás, loca?–le preguntó Logan, sonriendo. Elena respondió con entusiasmo, dejándonos con una sensación cálida en el corazón.

La entrada final fue protagonizada por Jack Steven Harrison, el más problemático de todos. A pesar de ser guapo, su actitud arrogante y mujeriega lo convertía en alguien difícil de soportar. Su sonrisa perfecta y ojos celestes podrían engañar a cualquiera, pero su personalidad dejaba mucho que desear.

–¿No podías venir sola, Ele?–bromeé, revolviéndole el cabello. Samanta intervino, como era de esperar, con su sarcasmo habitual. Hubo una chispa de tensión en el aire, pero preferí ignorarla.

–¿Nos dices nuestras habitaciones?–preguntó Jack, y noté el cansancio en su tono de voz. Logan se cruzó de brazos, pensativo, antes de responder.

Logan sopesó la pregunta de Jack durante un momento antes de responder. Miró a los cuatro con una expresión que parecía indicar que estaba planeando algo.

–Sí, pero primero hay algunas reglas que deben seguir mientras estén aquí–, anunció con seriedad. Los primos intercambiaron miradas confusas, evidentemente intrigados por las reglas improvisadas de Logan. –Primero–,continuó Logan, –nada de peleas ni discusiones. Esta casa será un lugar de paz y armonía durante su estadía aquí–Connor soltó una risita burlona, pero Logan lo ignoró y prosiguió con su lista. –Segundo, respeto mutuo. Nadie insultará ni molestará a nadie más. Todos somos adultos aquí y espero que podamos comportarnos como tal–Samanta rodó los ojos, claramente molesta por las reglas impuestas. –Tercero–, continuó Logan sin inmutarse, –colaboración en las tareas domésticas. Todos contribuiremos con la limpieza y el mantenimiento de la casa. No quiero que nadie se sienta como si estuviera de vacaciones aquí –Jack levantó una ceja, aparentemente sorprendido por la seriedad de Logan. –Y cuarto–, concluyó Logan, –respeto por las normas de la casa. Esto incluye respetar los horarios de sueño, no hacer ruido excesivo y mantener limpias las áreas comunes– Hubo un momento de silencio mientras los primos procesaban las reglas impuestas por Logan. Parecía que estaban a punto de protestar, pero la mirada firme de Logan los detuvo en seco.–Bien, ¿alguna objeción?–preguntó Logan después de un momento. Los primos negaron con la cabeza en silencio, aparentemente resignados a seguir las reglas impuestas por Logan. Logan asintió satisfecho y se dirigió hacia las escaleras.

Mi Imbécil. (Libro 1) [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora