En mis brazos

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Muerte se encontraba confundido, ciertas memorias abordaron su mente. Era escenas de una relación entre él y el Dios De una estrella. Todo debía ser producto de su imaginación, pero él no tiene ese tipo de pensamientos insanos, entonces de ¿dónde salieron tales imágenes?

Necesitaba respuestas y el único en quien pensó fue en su amigo azul, el siempre observaba todo, tal vez podría dar respuestas a estas interrogantes. Se despidió de Vida y se retiró.

El Dios verde solo podía observar la extraña reacción que había tenido el Dios pálido, hace unos momentos atrás. Tal vez había dicho o hecho algo incómodo. Mientras se rascaba la cabeza pensando en que pudo sucederle a Muerte. Una imagen llego a su cabeza, el color rojo invadió su cara y sin más dejo caer su cuerpo en el pasto. Sin pensarlo había besado el largo pero frágil cuello del Dios de ojos color ámbar, el tacto de esa piel y su tibia temperatura estaba despertando sentimientos nuevos en el Dios de una estrella. Estaba completamente avergonzado, pero eso no quitaba que quería volver a hacerlo.

-  por alguna razón ya te extraño. -

Mientras tanto el Dios de traje negro se teles transportaba para hablar con el único Dios que podría ayudarlo. Al llegar al hogar del Dios alto abre la puerta y camina a paso rápido hasta el punto frecuente de reunión. El Dios de cabellos plateados no se encontraba por ningún sitio, no tuvo otra opción que llamarlo.

-  Tiempo ¿te encuentras aquí?.- La sala en donde habitualmente se juntaban era un punto repleto de puertas blancas con solo unos sofás en medio y la mesita de centro donde siempre se encontraba unas tasas de cristal para la sesión de té.

  -  Que te trae por aquí hoy mi querido amigo. - El Dios de cabellos largos se encontraba apoyado en el marco de una de las decenas de puertas. A su atrás se veía un fondo oscuro similar al universo.

-  Disculpa la intromisión, no quería molestarte en tu trabajo. - El Dios de mechón dorado ya había tenido la oportunidad de conocer esa habitación y ver como el Dios del ayer, hoy y mañana ejercía con su labor.

-  Tranquilo. – en un movimiento de muñeca da una orden a un espacio vacío. Uno de sus sirvientes aparece con una charola que contenía todo listo para la sección de té.

Los sirvientes de Tiempo eran seres de cuerpo de cristal, se teles transportaban como arenas dispersas en el viento y tomaban forma física si su señor los necesitaba.

Sentándose en el gran sillón, tiempo se disponía a escuchar los tormentos de Muerte.

-  Te escucho. -

-  Es posible que uno tenga visiones de recuerdos que no vividos... .- Esa pregunta congela por una fracción de segundo a Tiempo, sabía bien que esa era una señal de que su poder estaba perdiendo efecto en Muerte.

-  Te refieres a un deja vu .-

-  Es... diferente... parecía tan real. -

-  ¿Y qué fue lo que viste? .- Los ojos de azul nocturno se posaron con sorpresa en el rostro de Muerte. El Dios pálido estaba rojo como un tomate. -  Oh...  .- Ahora Tiempo era el que se sonrojaba.

Luego de ese incomodo momento de silencio. El Dios de cabellos largos toma por sorpresa el cuerpo del Dios pálido en un abrazo y se deja caer en el sillón arrastrándolo con él.

-  ¿Ti-Tiempo? .- estaba atrapado en los brazos del Dios alto sin poder lograr zafarse de estos. Sus rostros estaban muy cerca el uno del otro, pero el que lo aprisiono solo mantenía los ojos cerrados.

-  Lo siento, me encuentro un poco cansado. - Dijo el Dios de cabellos plateados negándose a abrir los ojos.

-  ...  .- Muerte solo intentaba desviar su mirada del rostro del Dios que yacía descansando en su delante. La distancia que los separaba eran solo centímetros. Su pálida frente podía sentir el rose de la respiración ajena a él. Era una situación comprometedora, pero al mismo tiempo muy acogedora.

Dejando a un lado la vergüenza que lo invadía. Muerte se acomoda en los brazos de Tiempo para acompañarlo en su descanso.

-  Gracias por escucharme.  -

-  No te preocupes, siempre estaré aquí para ti. - esas comprensivas palabras salidas en un susurro invadieron el corazón de Muerte. El sentimiento de apego hacia ese Dios era cada vez más fuerte. Muerte lo sabía, pero intentaba oprimirlo, Tiempo ya tenía un espacio en su corazón.

Al día siguiente, Muerte baja al mundo de los humanos a cumplir con su trabajo en el hospital. La cantidad de almas a recolectar eran siempre demasiadas. La vida de los mortales era bastante frágil, pero eso no les quitaba belleza.

Al caminar por uno de los pasillos, se percata que unos ojos brillantes lo estaban observando. El Dios de una estrella yacía escondido en una esquina. Sin comprender mucho la situación, Muerte decide acérquesele a saludarlo.

-  ¿Qué haces Vida?. -

-  Ho-hola Muerte, no es que te estuviera espiando ni nada por el estilo... es solo que...  .- desviando la mirada por la pena de ser descubierto, Vida saca de su espalda un ramo de flores. .-  Te traje esto .-

El ramillete contenía flores de todo tipo y colores que hacían una perfecta combinación armoniosa de tonos, una gran parte de estas eran magnolias.

-  Gracias. - Muerte estaba ahora ruborizado con el gesto que el Dios verde le había hecho.

-  Pensé que te gustarían .- La brillante y entusiasta sonrisa de Vida lleno su rostro.

-  Puedo saber ¿porque el detalle? .- la curiosidad invadía su dulce rostro.

-  Es para demostrarte que... en verdad quiero hacer las paces, en verdad lamento haber sido un idiota contigo. - Los ojos del Dios verde se clavaban a los ojos color ámbar. Esa química que surgía entre ambos era tan natural que no se percatan de ella.

Armándose de valor Vida decide hacer una invitación a Muerte.

-  Muerte, pensé... que si no estabas muy ocupado... podrías cenar conmigo esta noche. - El dios de una estrella no podía evitar ver de reojo al Dios alto por la ansiedad que sentía al escuchar la respuesta de este.

-  Claro. - Una dulce sonrisa se asoma en los labios del Dios pálido, acompañado de un ligero sonrojo.

-  oh, el deber me llama. - Dice al momento de ver a unos doctores correr. -  ¡Nos encontramos en el mismo lugar de ayer! .- grita mientras camina para alcanzar a los doctores.

El corazón de Muerte latía con toda fuerza. Tendría una cena con Vida.

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¡Lo siento!! (yo golpeándome la cabeza contra el escritorio), no tenía planeado escribir una actualización, pero entre decidir hacer el cerro de tareas y avanzar con la historia. Mi subconsciente no me apoyo en mi obligación. Así que aquí tienen una linda ACTUALIZACIÓN.

Bueno ahora si (amarrándome las manos para no escribir actualizaciones) terminare con mis deberes y obligaciones T-T. Me ausentare una semana del computador. Así que disfruten este pedacito que les dejo con amorch

Si las cosas salen bien. Pronto subiré una imagen de Tiempo con Muerte echo por mi.

Con cariño Kira-Suki

Tiempos de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora