11. Escuela

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Marinette se levantó de la cama a las ocho menos cuarto con el animo por los suelos y las piernas arrastrando. Tikki también se despertaba a la par que su portadora, tallándose sus ojillos y bostezaba sonoramente.

-Buenos días, Marinette-Saludo la kwami-¿¿Preparada para volver a la escuela?

-No demasiado

Lo cierto es que la azabache no tenía ninguna gana de ir a la escuela, pero su madre había insistido un poco y en el fondo, ella no quería seguir preocupándolos.
No podía seguir fingiendo que estaba enferma y al fin y al cabo, se estaba perdiendo muchas clases. Sus ejercicios estaban a medio acabar puesto que no entendía ni la mitad.

Se fue quitando le pijama mientras caminaba hacia el armario en busca de algo que ponerse. Sabía a quien se iba a encontrar en clases y ciertamente su mente aun recordaba con claridad lo que casi acaban haciendo en su cuarto la noche pasada. Su piel aún estaba cálida y podía notar el tacto del traje del felino héroe de París.

Se vistió con una blusa blanca y una falda entubada con patrón de cuadros escoceses; un poco corta pero se colocó unas medias para tapar sus piernas. Combinó todo con una chaqueta negra larga que era muy suave y en los pies se calzó unas botas negras bajas. Se peinó con sus dos coletas y se maquilló un poco sus ojeras, que se le notaban un poco. Al ver que tenía los labios resecos y con marcas de los besos de la noche anterior, se puso un labial rojo algo mate que le había regalado Alya. Tenía un poco de cacao hidratante, así que no le preocupó demasiado que el color fuera algo notorio.

-Te ves preciosa-Dijo Tikki, apoyándose en su hombro

Marinette recogió sus cosas y bajó a encontrarse con sus padres que la abrazaron y le desearon suerte en la escuela. Guardando un par de dulces para el descanso, la chica salió de la panadería con paso lento, pues llegaba con tiempo a la primera clase.

Le mandó rápidamente un mensaje a Alya para que la esperase en las escaleras de entrada y la ayudase a mantenerse alejada de Adrien. 
Cuando la morena la escuchó pensó que estaba loca pero al final aceptó ayudarla, pues la insistencia de la azabache la hizo reflexionar. Alya estaba preocupada por su amiga y el saber que su "enfermedad" y su ausencia de clases eran por el modelo rubio solo hizo que se preocupase aún más. 

Marinette la divisó en la mitad de las escaleras y se intercambiaron saludos con la mano. Cuando estuvieron a la misma altura se dieron un abrazo.

-Dichosos los ojos, por fin te dejas ver-Bromeó Alya para romper el hielo. Marinette miraba hacia los lados algo nerviosa-Tranquila, aun no ha llegado. Estas a salvo, pero ¿Vas a explicarme porque estáis como el perro y el gato?

Marinette tiró de ella hacia el interior mientras le explicaba por encima el porque no quería ver al rubio. Omitió todo lo relacionado con el héroe de París y simplemente dijo que había pasado algo que la hizo ver que no podía seguir enamorada del rubio. Lo ultimo no era realmente real, puesto que aún sentía algo por él pero ni podía ponerle nombre a lo que sentía. ¿Amor? ¿Admiración? 

Alya no quedó del todo contenta pero aceptó la historia de la azabache y fueron a dejar sus carteras en clase, pero se sorprendió cuando vio que en su sitio se encontraba Nino.

-Veras...-Alya le susurró al oído-La profesora Bustier hizo cambios en los asientos....te lo iba a decir pero con todo lo que pasó no pude..

Marinette abrió los ojos como platos al entender lo que la morena quería decir entre lineas-¿No querrás decir...?-Señaló con un tembloroso dedo el lugar frente al asiento de Alya, donde antes se sentaba Nino.

-Si, tu lugar es al lado de aquel al que no puedes ver

Marinette sintió como el suelo empezaba a temblar y bajo el rostro algo deprimida. Alya intentó consolarla y miró hacia lo alto de la clase.

¿Que es lo que siento? MarinetteXChatnoir *MARICHAT*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora