—Creo que las diferencias ya han pasado —añade Daron.

Luego escucho la voz de Johnvid gritar mi nombre.

—¡Estoy en la cocina! —Grito y en fracción de segundos, Vid aparece.

—Necesitamos hablar —dice mirándome—. No puede ser que te aferres a ese... —aprieta los ojos y sus labios, conteniendo las palabras que quiere decir, pero no es capaz de lanzar.

No se percata de la presencia de Daron, porque ni siquiera se inmuta en mirarlo. Vuelve a abrir los ojos y su rostro es serio, noto cierta lástima en ellos.

—¿Qué ocurre? ¿Está todo bien? —Me pongo tan pronto como puedo de pie.

—Es sobre lo que no terminamos de hablar, Nathalia.

Entonces recuerdo nuestra última y corta conversación en el viejo sillón de mi padre. Trago saliva. Me incomoda de sobre manera tocar ese tema, sobre todo con Daron aquí. Pienso que mis palabras han dejado muy claro todo cuando hemos hablado.

Mis ojos viajan hacia los de Daron, quien me mira con el ceño arrugado, dándome a entender que no comprende las palabras de mi amigo, y antes de que Johnvid voltee a mirarlo, él emite un sonido ronco desde lo más profundo de su laringe.

—Daron —murmura con decepción.

No le ha agradado la sorpresa y su rostro lo delata, al igual que el tono de su voz.

—Lysander —masculla.

—¿Qué haces aquí? Creí haberte escuchado decir que no volverías —Las tupidas cejas negras de Johnvid, dejan clara su confusión y molestia.

—Yo también lo creí —contesta el ángel—. Pero he vuelto por el amor de mi vida.

Vid dirige su mirada hacia mí, como si buscara una explicación, y no sé por qué, pero siento vergüenza y culpa al mismo tiempo. No comprendo por qué, si no he cometido ningún crimen.

—No puedes quedarte aquí —Vid vuelve a dirigir su mirada hacia Daron.

—No estoy aquí como prófugo —agrega—. Y puedo quedarme donde me plazca.

—Lo que quiero decir es que tienes un trato que cumplir, ¿no es así? —añade Vid—. No tiene sentido que estés aquí.

—Lo cumpliré —Daron lo mira fijamente—. Y no tengo por qué darte explicaciones a ti respecto a mis decisiones.

El tono de Daron hacia Johnvid es hostil y carente de amabilidad. Vid guarda silencio un momento, como si analizara la situación y las palabras de quien lo mira con superioridad; procesando la presencia de un ser que, a simple vista, parece perturbar su existencia. Y por un momento sus ojos azules reflejan la incredulidad que parecen sentir.

Yo solo observo incómoda la situación.

—No puedes darme una oportunidad, Nathalia, pero si se la das a él.

Mi mirada se fija rápidamente en su rostro y no comprendo la agresividad que cargan sus palabras.

—¿Por qué? —cuestiona, pero solo me quedo en silencio—. Nos conocemos casi de toda una vida y a él que es un maldito desconocido, un extraño en tu vida, ¿le brindas tu amor?

—Lysander —interviene Daron.

—¡Cierra la maldita boca! —escupe con violencia—. Lo último que necesito es seguir escuchando tus palabras. Me dijiste que no volverías, que hiciera una vida con ella y ahora te apareces y lo jodes todo.

—Vid, por favor. Creí que había dejado las cosas claras entre nosotros. Eres mi mejor amigo y siempre lo serás. No puedo imaginarnos en otra situación y lo sabes. No puedo ni siquiera pensarlo. Es por eso, es porque nos conocemos casi de toda una vida, que no puedo verte como... —Me interrumpe con su risa sarcástica.

Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔Where stories live. Discover now