Capítulo 43

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NATHALIA

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NATHALIA

Termino el desayuno que el ángel que yace frente a mí se ha molestado en prepararme, quien diría que los ángeles hacen estas cosas, pero por alguna manera son llamados así. Nunca pensé que Daron, alguien que me había dado por hecho que no regresaría, fuera capaz de hacer semejante detalle por alguien como yo. La sonrisa que tengo en la cara es más grande que la del guasón, una sonrisa tan amplia que indica que nunca podré dejar de sonreír con él a mi lado.

Está de pie frente a mí, del otro lado de la pequeña barra que ocupa gran parte de la acogedora cocina. Está observándome con una sonrisa y esos ojos brillantes que llegan a encandilarme. Me siento completa, la tristeza y el vacío que sentía ya no están más. Qué alegría tan inmensa palpa mi corazón cuando mi mente sopesa tal verdad.

—¿Cómo entraste?

Esa pregunta rueda en mi cabeza como pelota.

—¿Crees que necesito una llave para entrar dónde estés tú? —Su gesto feliz no se borra, mientras se cruza de brazos.

—Asumiré que no, pero nunca está de más preguntar, aunque sea una pregunta estúpida —Mis hombros se encogen.

—Antes de entregarte las llaves, le saqué copias, le entregué una a Lysander y me quedé con una. Podría entrar de la manera sencilla, pero debo comportarme como un humano.

Observo las llaves que están enganchadas en un clavo en la pared.

—Bueno —musito sin despegar los ojos de la pareja de metal—. Los humanos también pueden entrar sin llaves, pero es más complicado —digo—. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué le diste llaves a Vid?

—Tenía que asegurarme de alguna manera que alguien te cuidará mientras yo no podía —explica—. Pero al parecer no ha hecho su trabajo, porque no lo veo aquí.

El silencio nos invade, mientras intercambiamos miradas.

—Tuvimos unas diferencias —digo, recordando que hace días que no lo veo.

Me sonrojo por unos momentos y desvió los ojos a otro lado, porque es que él me observa de una manera que hace que todo dentro de mí se vuelva enclenque.

Su rostro parece tallado por el mismo Dios y como no, si es una de sus perfectas creaciones. No me había percatado hasta ahora, lo mucho que su cabello rubio dorado ha crecido y las ondas que estos tienen, le dan un aspecto despreocupado y rebelde. Como no caer ante tal tentación.

Me había jurado no enamorarme como una estúpida de nadie, no caer en las redes cursis de lo que significa tener este sentimiento, no obstante, esa promesa ha desaparecido como basura en un huracán, tan repentinamente, que ni siquiera he sido capaz de darme cuenta de cuándo y cómo pasó. El sonido de la puerta principal siendo abierta, me saca de mis enredados pensamientos, tanto Daron como yo nos miramos en silencio.

Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora