Salgo del baño en busca de otra toalla para el cuerpo y luego regreso para lavar mis dientes. Al terminar retorno a la habitación, para buscar entre los trapos que tengo por ropa algo decente que ponerme. Me visto con un pantalón negro, una blusa manga largas de color blanco; me calzo las converse rojas de siempre.

Voy rumbo a la cocina, caminando entre el silencio y la paz que me rodea, no se escucha ni siquiera el ruido de las aves y me siento abandonada en esta calma tan impaciente. Cuando estoy a punto de llegar a la cocina mis pasos se detienen y mi cuerpo se queda inmóvil. Mis ojos se encuentran en alerta y parece que en cualquier momento una mosca se abrirá paso en mi boca. Sobre la barra de desayuno, hay tostadas, jugo y fruta picada. Me acerco cautelosamente para ver si hay alguien más, pero no logro ver a nadie.

¿Qué es esto?

Pienso en Johnvid y de nuevo me siento culpable, seguro ha viajado hasta acá temprano para hacerme el desayuno, porque sabe que no tengo nada en la despensa. Él siempre se preocupa de mí y yo siento que no le correspondo como debo. Entonces pienso en las palabras de Daron: tienes a Lysander. Está enamorado de ti. Quizá debo hacerle caso y hacer mi vida, pero no con Johnvid sino con alguien más.

¿A dónde habrá ido? Tomo asiento en una de las sillas.

Quiero esperar a Vid para agradecerle por este magnífico desayuno, pero la verdad es que tengo mucha hambre y el estómago me reclama al ver tanta comida junta. Empiezo por probar una de las tostadas, parece estar recién hecha y mi estómago agradece aquel pedazo de pan, nunca he encontrado una tostada tan deliciosa como esta. Después sigo con la fruta, pruebo el jugo que está exquisito.

Escucho la puerta principal abrirse y me pongo de pie inmediatamente, con la boca llena de comida. Mastico de manera apresurada para tragar antes de decir cualquier cosa.

—Gracias por el desayuno, Vid —digo cubriendo mi boca con una de mis manos—. No tenías por qué molestarte, mucho menos consentirme —sigo hablando, mientras camino hacia su encuentro.

Termino de tragar, entretanto pongo una mano sobre mi pecho; tengo una sonrisa en los labios. Limpio las comisuras de mis labios antes de levantar la vista hacia él, pero al hacerlo la sonrisa se borra de inmediato de mi rostro.

—No es nada, pero no es Lysander quien te está consintiendo, mon amour —responde con su hermosa voz.

Aquella voz ronca y sensual, mientras me sonríe y en sus mejillas se marcan dos hoyuelos alargados. Estoy tan sorprendida, como anonadada. De repente siento un calor recorrerme desde los pies hacia la cabeza. Mi corazón late acelerado y en el estómago siento mil cosas.

¿Esto es un producto de mi imaginación? ¿Una broma cruel de mí, para mí?

No sé qué decir, me quedo petrificada.

Pensé que se había ido para siempre, que no lo volvería a ver, sin embargo, aquí está, frente a mí con su hermosa sonrisa y esos ojos verdes que brillan con luz propia. Está aquí y no sé qué demonios hacer o decir al respecto. Seguro estoy soñando.

—Esto es un sueño —murmuro, apretando los ojos.

—No, mon amour, no lo es.

Vuelvo a abrir los ojos, para seguir viéndolo frente a mí.

—Tú... —Apenas me salen las palabras.

Trago saliva.

—Yo —afirma con una de sus cejas arqueadas.

Las piernas empiezan a temblarme.

—No.... no entiendo —Mi gesto se contrae en confusión—. ¿Qué haces aquí, Daron?

Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔Where stories live. Discover now