―Estaba viendo los dibujos y se ha apagado.

―Vamos a verlo ―le dije, tirando la fotografía en la cama.

Con la mano que tenía libre ―ya que había cogido con la otra la de Joy― me limpie una lágrima que acababa de caer por mi mejilla.

―Mira. ―La pequeña señaló la pantalla que, en efecto, estaba en negro, una vez llegamos a la sala principal.

Me acerqué al aparato y revisé que todos los cables estuvieran bien enchufados. Intenté encenderla con el mando a distancia, pero no funcionaba. Tampoco lo hacía si se encendía desde la misma televisión. Suspiré, sin saber que más hacer. La televisión estaba rota; un nuevo gasto que añadir a la lista.

Por inercia, dirigí mi vista al reloj de pared una vez más. Éste marcaba las once menos veinte. Tosí al notar un incómodo nudo en mi garganta que, obviamente, era fruto de la frustración y la indecisión.

―Joy, no te muevas de aquí. ―Me mordí el labio, subiendo de nuevo las escaleras. Corrí hasta nuestras respectivas habitaciones. Recogí las fotografías y guardé la caja en el fondo del armario, tal y como estaba al principio. Bajé con mi abrigo ya puesto y el de mi hija en la mano.

Se lo puse con rapidez y la cargué en mis brazos, guardándome el teléfono y las llaves de casa y del coche en los bolsillos del pantalón. Me dirigí al garaje y, tras poner en el sillín a Joy, me senté en el asiento del conductor. Cerré los ojos y suspiré hondo, agarrando con ambas manos el volante. Al abrirlos, mi mano ya había girado la llave y había dado marcha hacia atrás.

Irónicamente, ya no había vuelta atrás. Quedaban cinco minutos para las once cuando aparqué delante de la segunda terminal. Salí del coche y, después, ayudé a Joy a salir. Antes de dirigirme a la plaza que el rubio había mencionado la noche anterior me agaché, intentando quedar a la altura de la pequeña. Le acaricié el pelo y dejé mi mano en su mejilla.

―¿Prometes portarte bien? ―le pregunté.

―Sí. ―Asintió con la cabeza repetidamente―. ¿Por qué?

―Mamá va a ver a un amigo que hace mucho tiempo que no ve, así que tienes que portarte bien, ¿de acuerdo? Se parece mucho al chico que tanto te gusta de 5SOS, pero no se lo digas, es un secreto, ¿vale?

Joy rió y asintió de nuevo. Me levanté, ofreciéndole mi mano. La pequeña no se lo pensó dos veces y la agarró, comenzando a dar pequeños saltitos mientras nos dirigíamos a la plaza.

El corazón comenzaba a latirme cada vez más rápido y, a medida que nos acercábamos, unas ganas terribles de salir corriendo se apoderaban de mí. Bien, quizás no salí corriendo, pero sí que me detuve y contuve la respiración cuando, a lo lejos, vi a James. Estaba segura que era él; y estaba allí, apoyado en una de las farolas que había en el lugar.

―¿Por qué te paras? ―Joy preguntó.

―¿Ves a ese chico? ―Señalé al rubio―. Es mi amigo.

―¡Qué bien! ¡Ya lo has encontrado!

Riéndome internamente por la inocencia de la niña y entrando en pánico porqué, obviamente, no estaba preparada para aquello, retomé mí camino.

Diez segundos más y todo se solucionaría.

Diez minutos más y todo seguiría su curso.

Nada malo ocurriría.

"Simplemente, hazlo."

―¿James...?


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¡HOLA!

Os traigo un nuevo capítulo, que ya era hora. Últimamente subo cada dos semanas y no quiero porqué yo misma pierdo el hilo pero con tantos trabajos no puedo hacer otra cosa, espero que lo entendáis :/

También espero que os guste el capítulo. La novela va para largo porque hay casi 30 capítulos y todavía no ha pasado nada interesante jajaja. Tengo alguna escena escrita para futuros escenarios pero de momento lo voy a guardar.

Hasta la próxima (semana, ojalá).

Comentad y votad pls

María xx


PD: Los resultados de los Wattys ya han salido y no ha habido suerte :( De todas formas no descarto participar otro año con esta u otras novelas y voy a seguir escribiendo con las mismas ganas con las que lo he estado haciendo hasta ahora. ¡Muchas gracias por seguir el fanfic!

Twins 2 » Luke Hemmings [cancelada; con final]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora