60 ✧ James Hetfield

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AYUDA A LA AYUDA

Luego de un terremoto, los heridos colapsan el hospital donde Ana trabaja. Durante días se esfuerza al máximo junto el resto del equipo médico, pero su cuerpo pone freno cuando James aparece.

• [ ana181_ ] •

Ana: Pelo y ojos castaños, extrovertida y altura baja.

Durante trece horas los pacientes no pararon de ingresar, más y más descubriéndose con horribles heridas entre los escombros de un espantoso derrumbe

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Durante trece horas los pacientes no pararon de ingresar, más y más descubriéndose con horribles heridas entre los escombros de un espantoso derrumbe. Las ambulancias y los patrulleros iban y venían, sonidos de queja y dolor de aquellas pobres personas llenando los oídos de cada profesional de salud mientras empezaban los tratamientos.

—Señor, cálmese, espere unos momentos a que el analgésico haga efecto. Debo ir con...

Ana pasó de largo mientras veía a su compañero tratar con uno de los afectados, las gasas, algodones y sueros que transportaba necesitándose en la misma recepción del hospital. Las camillas de emergencia fueron armadas mientras sillones y otros muebles se empujaron y guardaron, enfermeros corriendo para acomodar a los recién llegados y dar los primeros auxilios.

Más tarde ese día, con el hospital a casi al borde de su capacidad, se hizo una reunión para avisar lo que ya se sabía: necesitarían de todo el tiempo que cada profesional pudiera entregar hasta que se aliviara la cuestión.

Cinco días completamente intensos pasaron, enfermeros y médicos turnándose para dormir en donde hubiera lugar para luego de unas pocas horas despertar y seguir. Muchos familiares acercaban cambios de ropa y otros elementos de necesidad, Ana confiándole aquella tarea a una amiga hasta que por trabajo tuvo que viajar. No deseaba recurrir a su novio cuando en ese momento estaba lejos y a mínimo cinco horas en auto, pero no tenía opción cuando el resto de sus familiares y cercanos no poseían la llave de donde vivía o el dinero suficiente para comprarle conjuntos enteros y ambos.

—Hago una llamada y sigo la ronda —le dijo a su jefe de piso, el cual asintió comprensivo al cada uno de ellos estar al límite.

Marcó el número de la casa y esperó, a los cuatros tonos siendo atendida.

—¿Quién habla?

—¿James? —preguntó a pesar de que confiaba que era su voz—. Soy Ana.

Un pesado suspiro de alivio se escuchó al otro lado.

—Al fin, ¿cómo estás? Tu madre dijo que la última vez que supo de ti fue hace dos días.

—Hace cinco soles que no salgo del hospital y apenas tengo tiempo para comer, así que imagina cuanto puedo ocupar para otras cosas...

—¿Sigue igual? Vi las imágenes del derrumbe por las noticias y fue espeluznante.

Ana se apoyó en la pared en la que estaba encastrado el teléfono y cerró los ojos para descansar mientras conversaba.

PEDIDOS: ROCK + METALWhere stories live. Discover now