CAPITULO III - LA REUNIÓN

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DON GABO LINARES

CORPORACIÓN ENVIDAS – PENTHOUSE

Por fin daría comienzo la tan esperada reunión, ya quería saber quiénes asistirían, con el poder económico de Tejelo, sabrá dios qué magnates sin corazón estarían allí.

―Oye, qué te parecieron los pechos de Clarice, ¿lindos, cierto? ―susurró Yu Chen a mi oído, codeándome como si fuera su amigo.

―Shh, cállate ―contesté muy silencioso para no llamar la atención de Daniel Tejelo mientras nos dirigíamos hacia los arcos del cuarto secreto.

―¿Dijeron algo? ―preguntó Tejelo girando su cabeza.

―Nada importante, el señor Chen bebió más de la cuenta ―respondió Clarice, salvándonos el trasero.

―No te culpo, Tony prepara los mejores tragos que he probado, dice que es una receta familiar, pero luego de tomar uno, el mundo se convierte en un circo ―afirmó Tejelo. Yo miré a Yu Chen con ganas de ahorcarlo.

Nos detuvimos ante los majestuosos arcos que cubrían la entrada al salón secreto.

―Esta es la entrada, deberán pasar ustedes primero, la membrana de energía que la cubre es inofensiva, solo garantiza que ustedes son quienes dicen ser y que por lo tanto pueden avanzar ―expresó Daniel Tejelo señalando una mucosa violácea que cubría los tres portones y que no nos dejó ver su interior.

―¿Y qué pasaría si la membrana no nos aceptara? Digo, por un error tal vez ―consultó Yu Chen gagueando un poco.

―Ja, ja, que bromista eres Chen, yo iré primero ―dijo riéndose Clarice, con una risa tan natural como si de verdad no le preocupara que nos detectaran, o algo peor.

Daniel Tejelo se quedó parado con sus brazos abiertos, incitándonos a que siguiéramos, frente al arco del medio, que medía el doble de alto que él.

―Por favor sigan ―dijo Tejelo. Clarice no lo dudó ni por un segundo y caminó llena de confianza hacia el arco del medio, ingresó atravesando la membrana sin ningún problema. O eso creímos.

―Bien seguimos nosotros ―dije para darnos valor, era bastante difícil no desear que la membrana electrocutara a Yu Chen al pasar, pero su fortuna sería la mía, así que lo tomé del brazo como si lo ayudara a caminar por haber bebido, apresuramos el paso, miramos por última vez la entrada y atravesamos la membrana.

―Bienvenido Líder Gabo ―dijo Clarice sonriendo al borde de la burla, al ver nuestras caras pálidas.

―No digas ni una palabra ―le advertí para que no se riera, ella solo intentó cambiar de gestos sin poder hacerlo, eso sí que me sorprendió, con la facilidad que se le daba actuar a conveniencia.

―Por favor tomen asiento, los demás llegarán en cualquier momento ―nos pidió Daniel Tejelo quien ya había ingresado―. Por cierto, era broma, la membrana no es más que un holograma de camuflaje para los curiosos.

Estaba harto de sus bromas, por poco se me sale el corazón.

―Je, je, je, que divertido, señor Tejelo, adoro su sentido del humor ―celebró Yu Chen.

Llegamos a un salón de conferencias, con unas cuantas sillas dispuestas en forma de "u", calefacción y un cortinaje cubriendo el escenario. Nos sentamos y Tejelo se paró al frente.

Un minuto después, entraron tres hombres y una mujer, caminando como si cagaran dinero y tomaron asiento sin siquiera mirarnos.

―Podemos empezar Daniel, no queremos levantar sospechas con nuestra ausencia ―demandó uno de los hombres, ya tenía sus años, solo tres lunares le cubrían la cabeza aparte de unos cuantos pelos canosos.

ESCUELA PARA ASESINOSWhere stories live. Discover now