Parte 41

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Anahí

Desperté en una cama muy cómoda y me estiré. El reloj de la mesita decía que eran las 10:30 de la mañana y me levanté de un salto. La noche anterior había llegado a las 9 de la noche hora local, y el cambio de horario me había afectado. Aún no había deshecho las maletas, solo me había limitado a sacar la pijama y mi neceser.

Me duché, me vestí y bajé. Mi padre estaba en la cocina con su nueva mujer. Se llamaba Tania, era una mujer de cuarentaitantos años y tenía solo una hija de 18 años llamada Tatiana, agradecí al cielo que fuera mujer.

—Hija ¿como vas como la adaptación de horario? —preguntó mi padre tomando su taza de café.

—Bien, descanse al menos. —en México a penas eran las 5 de la mañana.

Una hora después nos sentamos a almorzar. Esta era una familia más tranquila. Tatiana era una niña rubia de ojos verdes y muy amable, me cayó muy bien en minutos.

Pasó una semana tranquila, o al menos trataba de que lo fuera. Extrañaba a mi mamá y.. Si, a Poncho, eso era por lo que más me odiaba. Tatiana lo había notado y me dio la confianza de contarle. Le sorprendió, pero estaba de acuerdo con que había sido una buena idea el venirme a Madrid el resto del año.

Llegó navidad y la melancolía se hizo presente. Mi padre me trató como su preincesita, Tania y Tatiana también fueron muy buenas, pero extrañaba mi casa.

Mi madre me mandó un vídeo muy hermoso deseandome feliz navidad que me puso más melancólica aún. Poncho no se vio por ningún lado y tal vez fuera mejor así. ¿Que estaría haciendo? Me mataba la curiosidad ¿estaría con Claudia?

Recibí una facetime de Dulce y Maite mientras me alistaba para salir con Tatiana y sus amigos, me había invitado con la intención de animarme y no podía negarme a sus suplicas.

—¡Hola, niñas! ¡Feliz Navidad! —las saludé con cariño a mis amigas.

—Any bebé ¡Feliz Navidad! Te extrañamos. Haces falta acá.

—Acá ¿donde? —pregunté por el sitio donde estaban, se veían mesas, sillas, guirnaldas, gente caminar, parecía un restaurante con decoración navideña.

—Estamos almorzando con los chicos.

Imaginé a que «chicos» se referían. Solo pensar que Poncho se encontraba ahí me hacía temblar.

—Dul tiene algo que contarte. —confesó Maite emocionada y Dulce se sonrojó.

—¿Si? A ver.

Observé en la pantalla como Christopher se acercaba a Dulce y le daba sonoro beso en los labios y como ésta se sonrojaba. Yo abrí la boca sorprendida y luego emocionada los felicité. Me alegraba mucho, sabía cuanto le gustaba Dul ese chico y esperaba que Christopher le correspondiera de igual manera.

—Tenías razón Any, Dul es una mujer increíble. Solo debía conocerla para que me volviera loco. —Christopher rió, se encogió de hombros y le besó la mejilla a mi amiga. Se veían hermosos.

Estaba alegre por ellos, si, pero no sé por que razón sentí un vacío dentro. Chris se había dado cuenta muy rápido de la calidad de mujer que era Dul, pero Poncho en cambio me apartaba del camino. Traté de disfrazar las lágrimas de tristeza en unas de emoción y les comenté cuanto deseaba estar allí con ellos en ese momento. Dulce y Maite se vieron las caras y sonrieron algo nerviosas. No entendí pero una vez hubo terminado la llamada, Dulce me envió en whatsapp.

Dul: “Poncho está aquí con la tal Claudia 😔 nos cae fatal, no te preocupes.”

Mi Hermanastro (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora