Parte 20

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—¿Que ocurre? —inquirió él, notando en el momento que mi cuerpo se puso tenso.

—Yo.. um,  nada. —cerré los ojos con fuerza y tragué saliva para deshacer el nudo en mi garganta.

Deseaba,  deseaba en el mundo poder llegar al orgasmo.

—¿Quieres que me detenga?

—¡No! No.. Por favor,  continúa. —pedí en un hilo de voz.

Quería saber la verdad, si era yo la del problema, o sucedería como en mi sueño.

—¿Segura?

—Por favor. Hazme tuya. Haz... —cerré los ojos en ese instante,  cuando Poncho acalló mis palabras con un beso.

Y le seguí... Metí mis manos por su camisa empapada y clavé mis uñas en su piel con suavidad. El gimió y aumentó la fuerza del beso,  propinando mordiscos en mi labio inferior,  que no hicieron más que excitarme.

Lo ayudé a sacarse la camisa y rodeandolo con mis piernas busqué la pretina de sus pants,  y también se los saqué junto con sus calzoncillos

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Lo ayudé a sacarse la camisa y rodeandolo con mis piernas busqué la pretina de sus pants,  y también se los saqué junto con sus calzoncillos.

Volvió a mi y llenó de besos el camino desde mi boca al ombligo. Yo temblé de anticipación cuando alzó una de mis piernas y la pasó sobre su hombro,  y sin pensar lo tomé de sus rulos para guiarle el camino.

Pero él alzó su cabeza, severo, y me agarró de las manos.

—Dejame el control a mi,  Anahí. Tú relajate y sólo disfruta.

Oh,  el control.. . Estaba tan acostumbrada a ser yo la de la iniciativa,  a ser yo la que guiaba - a veces sin éxito- a los sitios erógenos de mi cuerpo, que había olvidado la experiencia de él en el asunto.

Tumbé mi cabeza en la almohada, sin mas que hacer.  Solo disfrutar. ¿Podría?

Sentí el aliento caliente de Poncho en mi vientre y abrí ojos,  apretando los labios. Por más que animé a Kuno,  él nunca quiso probar el oral. Y ahora me encontraba aquí, en una hermosa playa,  excitada y con la cara de mi hermanastro entre mis piernas,  dejándole hacer. No se en que pensaba..

No estaba pensando.

—Oh,  Dios. —exclamé cuando sentí un aliento caliente en la entrada de mi sexo, y,  segundo después, una lengua más caliente aún posarse sobre mi clítoris y chuparlo.

Todas las terminaciones nerviosas en mi cuerpo se activaron en ese instante como en una rápida oleada. Y de nuevo...

Alcé mis caderas buscando más contacto,  era increíble,  era excitante,  y la mente se me nubló.

Y me vi a mi misma retorciéndome, pidiendo más,  ansiando algo que era  nuevo para mi, algo que era realmente excitante.

—Si,  ¡Oh Dios,  si! Justo ahí. —gritaba mientras sin poder evitar tomaba su cabello, acercándolo a mi centro para que calmase la agonía que crecía con cada segundo.

Mi Hermanastro (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora