Parte 7

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—¿Diga?

—Hola, Aarón.

—¿Quien habla?

—¿Que ya no te acuerdas de mi? Soy Anahí.

—Oh, si. Anahí mi hermosa de ojos azules ¿como estás? ¿a que de debo el honor?

—Bien, gracias Aarón. Pues, decidí aceptarte la invitación a cenar.. este finde ¿no es muy tarde para ello?

—Oh,  claro que no. Para ti nunca. Solo déjame checar si no me han comprometido y cancelo ¿vale?

—Pero si tienes algún compromiso lo dejamos para luego.

—No, no, no. Ni lo pienses.  Nada es más importante ahorita que compartir una agradabl cena.. contigo.

Me alejé del auricular e hice mueca de fastidio.

—... te parece bien el viernes..?

—El viernes está bien.

—Nos vemos ese día entones. Pasaré por ti a las 8.

Bien,  ya estaba todo arreglado y no había vuelta atrás. Saldría con Aarón y..

«.. Y le serás infiel a Kuno me dijo una voz en mi interior.

¡No! Nunca había sido infiel y no iba a pararme a pensar en eso a estas alturas. Sólo saldría y me acostaría con él para descartar que sea Kuno el del... problemita.

«Solo piensas en la cama ¿y el amor que te profesa qué?»

Oh, por Dios. Amo a Kuno y eso no iba a cambiar. Pero para mi disfrutar del sexo era tan importante como disfrutar del amor, y me sentía impotente tener que fingir para no herirlo, tener que ser yo la de la iniciativa para que al final... al final...

Bufé. No tenía alternativa.

***

Los días pasaron más o menos tranquilos con Poncho, tratando de cumplir con la promesa de no cruzarme en su camino ni él en el mío, pero a veces simplemente era  imposible. Me gritaba,  le gritaba,  me ignoraba,  lo ignoraba y así íbamos. El ambiente cuando compartíamos  un espacio estaba siempre cargado de energía. Tanta, que a veces me sentía mareada.

Pero al menos aún seguíamos vivos.

El jueves por la noche bajé al living y oí la voz de Poncho ¿estaría loco y ya hablaba sólo? Me acerqué con intenciones de molestarlo pero me detuve en seco en el umbral de la puerta del estudio,  al oír el nombre de Claudía. Hablaba con ella por teléfono.

—No sé Claudia,  no creo que vaya, la verdad... Si,  se que está dicho desde hace mucho pero... No me importa si él no vaya a ir, la verdad me da igual... ¡Simplemente no puedo ir y ya! — bufó frustrado.— Estaré con mi novia,  Claudia. —dijo al fin,  bajando los hombros. —¿Estás hablando en serio?

¿Qué? ¿Había oído bien? ¿Él había terminado con Claudia y ya tenía nueva novia? No pude creerlo..  ¿Sería con ella con quien discutía la vez pasada?

Mi teléfono comenzó a sonar en ese instante con una fuerte canción de Megadeth, y me puse nerviosa, que oportuno, pensé irónica. No quería que me cachara espiando sus conversaciones.

—¿Bueno? —corrí al final de las escaleras y simule que iba de bajada. —¡Hola mi amor! —le respondí a Kuno en el momento que Poncho se asomó en el umbral con el ceño fruncido y el teléfono aún en la oreja. —Yo también te extrañé bebé. —le lancé un beso a Poncho mientras me dirigía a la sala de estar, él me miró con asco.

—¿Que harás mañana? ¿Quieres ir a cenar en tu sitio favorito? —me preguntó Kuno.

—¿Mañana? —repetí nerviosa.

—Si mi vida,  mañana viernes.

—Esto.. No voy a poder. Tengo..mucha tarea. —vi a Poncho que se sentaba a mi lado y se apoderaba del control remoto.

—¿No la puedes dejar para el sábado o domingo?

—No amor,  debo hacer una maqueta para el lunes y me ocupará hacerla  esos tres día. De  hecho viene Vicky a quedarse para terminarla a tiempo. — Odiaba mentir, pero no tenía de otra.

—Bueno, esta bien.

—¿No te enojas?

—Contigo nunca podría enojarme,  bebé.  Además, primero son los estudios. —apreté los ojos y me mordí el labio.

—Gracias... Te amo.

—Y yo a ti.

Poncho poso cara de vómito. Yo colgué y voltee hacia él con mala cara.

—¿Nunca te han enseñado que oír conversaciones ajenas es de mala educación?

—¿Te lo enseñaron  ti? —alzó una ceja.

—¿Por qué no me dejas en paz?

—Porque es deber del hermano mayor molestar a la menor. — se encogió de hombros.

—¡Tú y yo no somos hermanos!

El se levantó ignorándome. Bajó sus pantaloncillos de algodón quedando en calzoncillos y volvió a sentarse.

Yo lo miraba con la boca abierta mientras se acomodaba y cambiaba de canales, como un hombre imponente y seguro de si mismo.

—¿Que se supones que haces? — pregunté con dientes apretados, apartando la vista de su entrepierna y tratando de entender el por qué súbitamente comenzaron a temblarme las manos.

—Solo quiero ser equitativo.

—¿De que hablas?

—Digo que si a ti te gusta andar así.. —señaló mi vestido blanco de algodón, corto y de tiritas que traía de pijama— yo puedo andar como quiera. Y creo haberte advertido que me gustaba andar en calzones.

Mi cara se encendió al ver sus piernas, más blancas que el resto de su cuerpo,  mientras las alzaba y posaba sus pies en la mesilla de centro

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Mi cara se encendió al ver sus piernas, más blancas que el resto de su cuerpo,  mientras las alzaba y posaba sus pies en la mesilla de centro. Aparté la vista y me levanté furiosa.

—¡Pero yo no estoy en ropa interior!

—Bueno,  quitate el vestido y estaremos a la par. —rió él con humor.

—Já,  ni lo sueñes. —dije, aparentando una tranquilidad que me había abandonado.

—Está tranquila, pequeña, que con lo que menos sueño es contigo.

Rodé mis ojos.

—No te soporto. —Me levante enojada y empujé con mis piernas las suyas para bajarlas de la mesa y pasar.  Caminé escaleras arribas mientras oía su risa haciendome mofa.

Lo odiaba, lo odiaba y lo odiaba por causarme una reacción que me era imposible determinar.

Y mucho menos controlar.

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¿Sigo?
¿Que pasará con el tal Aarón?
¿Que estará sintiendo Any?

Espero sus comentarios si les gusta. Me encanta leerlos 😳

Mi Hermanastro (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora