Parte 11

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—¡No puedo creer que me estés haciendo esto,  Alfonso Herrera! —le grité,  siguiéndolo al momento que entraba en su habitación.

—¿No crees? Te dije que te arrepentirías ¿recuerdas? — entró al cuarto de baño y sacó varias cosas personales y las metía en un bolso.

—¡Vaya! gracias por la advertencia y disculpa no tomarla en cuenta. ¡Me parece de mal gusto que me chantajees de esa manera! —le grité mientras seguía el movimiento de sus manos. Fruncí el ceño.

—Y a mi me parecen de mal gusto las mujeres infieles.

—¡No soy infiel! Yo... Yo sólo... —comencé a pasear por la habitación.

—No seas cínica, Anahí.

Ahora era cínica. Quería tirarme de los pelos.

¿Como no se me ocurrió pensar en la mente tan retorcida de Poncho? Y es que ¿a quien se le iba a ocurrir que tomaría una foto justo en el momento que Aarón me besaba?

Había sido una idiota,  tan descuidada..  ¿En que pensaba cuando se me ocurrió la maravillosa idea de acostarme con Aarón? El tipo nunca me gustó y resultó ser un imbécil, tal y como me lo advirtió Poncho.

¿Como pretendía que sería diferente hacerlo con alguien que ni amo?

—Tú no entiendes, yo...

—¿Lo harás? —me cortó él girandose hacia mi.

Resoplé. Quería estrangularlo, quería golpearlo con la lámpara de noche hasta dejarlo inconsciente y encerrarlo en el sótanos hasta que nuestros padres llegasen.

Y luego pensé..

—¿Aarón estudia actuación, no?

—Si, de hecho estudia conmigo, pero creeme cuando te digo que no se aparecerá en ningún lugar que yo esté.

Además se conocían,  no se podía ser más tonta en esta vida.

—Poncho..

—¿Lo harás o no? Estaremos de vuela el lunes por la mañana antes que lleguen tu madre y mi padre. Tú decides.

Resoplé de nuevo y dejé caer los hombros,  vencida. No tenía otra opción, al parecer.

—¿Para cuando es el viaje?

El sonrió satisfecho, miró su reloj y dijo:

—En tres horas en el aeropuerto. Deberías alistar tu bolso ¿no crees?

—¡¿Tres horas?!

***

El camino al aeropuerto fue silencioso. Después de salir disparada a preparar una «pequeña» maleta con lo que necesitaría esos dos días,  secarme el cabello,  vestirme y maquillarme,  me había olvidado completamente de Kuno.

Estaba casi segura que él no se enojaría porque en este momento me encontrara en una avioneta camino a Quintana Roo, pero sería descubrir la mentira de la supuesta maqueta. Por eso decidí escribirle que todo iba bien y que Vicky le mandaba saludos.

Reí.  Ni siquiera conocía a alguien llamada Vicky,  pero él creía todo lo que decía.

Menos una foto donde me beso con Aarón... ¿Que podía decirle?

"No es lo que piensas amor, sólo casi me desmayo en la acera y se me acercó un tipo a darme respiración boca a boca" Por Dios..

Giré a ver de mala cara a Poncho que miraba por la ventanilla del taxi, sin despegar sus ojos fríos de la acera o el paisaje o lo que sea que estuviera viendo. Su codo reposaba en la puerta y la mano en su frente, una pierna sobre su rodilla mientras revisaba su móvil. Tan imponente y seguro de si mismo. Como si no estuviésemos a punto de volar fuera de la ciudad por dos días.

Mi Hermanastro (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora