Parte 3.

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Bajé las escaleras y ahí estaba él.. Mi querido hermanastro. Traía un bolso grande a su espalda y una maleta en su mano derecha tan imponente y engreído como siempre.

—Anahí,  mi amor.  ¿Le puedes mostrar a Poncho su nueva habitación? Es la del fondo. Ya llevé sabanas limpias. —me mandó mi madre con una expresión de lo haces o lo haces. Preferí no tentar a mi suerte y evitar la tercera guerra mundial y acompañar al naquito a su habitación..  ¿La del fondo había dicho? ¡¡Pero si era al lado de mi cuarto!!  Miré a mi madre con indignación, pero conociéndola, sería inútil mediar.

—¿Me muestras donde dirmiré...hermanita? —se acercó a mi sonriéndome de la manera más hipócrita que pudo conseguir.

—Anahí,  para ti.  —murmuré histérica ascendiendo las escaleras.

—Uy,  pero que carácter.

—Escuchame bien. —le advertí llegando a la puerta de la habitación.  — Trataré en la medida de lo posible no cruzarme en tu camino y espero lo mismo de ti. No me agrada para nada la sorpresita de que te mudas a mi casa pero cuando mi mamá se le mete algo en la cabeza es más terca que yo,  así que,  si no quieres que esta casa sea un campo de guerra, vamos a evitarnos lo más que podamos ¿vale? La casa es bien grande.

—Ok..  —se quedó pensando y se encogió de hombros. —solo te advierto que me gusta andar en chones por la casa.

—¡¡Pues aquí está prohibido!!

El se carcajeó ante mi cara roja,  que quise hacer pasar por enojo y no por vergüenza.

—Esta es tu habitación.— suspiré hondo con resignación y le señalé la puerta.

—¿Y la tuya?

—¿Que te importa eso?

—Supongo que esta la que está al lado,  la del adhesivo de Hello Kittt. —se rió y la vergüenza  volvió a mi rostro.

—Ha sido toda mi vida mi habitación —quise excusarme— así que callate. — pasé por un lado y me reuní de nuevo con mi madre, haciendo nota mental de quitar los demás adhesivos que habían dentro.

—Any,  Poncho nos llevará al aeropuerto ¿vienes tu también?

—Eh,  pues si no me queda de otra.  —sonreí falsa.

En el camino al aeropuerto la única que hablaba era mi madre, dándole a Poncho una copia de las llaves e indicándole sobre donde estaba cada cosa en la casa ¿suponía que yo no lo haría? ¡Mi madre me conoce bien!

—Y quiero que te sientas como en tu casa ¿si? Ya de regreso haremos una cena de bienvenida para ambos. — le había dicho.

Una jodida semana entera. Me indigné de solo pensarlo y quise llorar.

De regreso, el silencio era más que ensordecedor,  el conducía con una sola mano y le codo apoyado en la ventana, como si la confianza en si mismo no le faltara,  tan relajado, tan concentrado en camino,  tan...

Sacudí la cabeza y decidí entretenerme hablándole de lo acontecido a mi novio por Whatsapp.

Kuno: "¿O sea que se muda a tu casa un hombre que a penas conoces? ¿Como se supone que debo reaccionar a eso?" como siempre dejándome todo a mi.

Anahí: "Normal.. Es un idiota, un imbécil y quedamos en cruzarnos lo menos posible."

Kuno: "Sigue sin gustarme eso..  Pero está bien mi amor lo que tú digas.  Te amo.❤"

Já..  ¿Sólo un 'está bien'? A veces me pregunto si a este hombre le corre sangre por las venas, o si le importo.

—¿No piensas bajarte?

Levanté la cabeza de la pantalla de mi celular y vi que habíamos llegado a casa,  pero estábamos en medio de la calle.

—¿No vas a estacionar?

—Mmm no.  Iré a casa de mi novia, solo vine a dejarte.

¡Oh,  claro! ¿Como no imaginé que lo primero que haría sería huir? Que idiota. Me bajé de su camioneta cuatro cabinas dando un portazo. ¿Que más daba si se iba? Era mucho mejor para mi.

Lo que quedó del domingo lo pasé haciendo mis deberes, al terminar me fui a la sala de estar a ver TV pero rápidamente me aburrí hasta casi quedarme dormida. Le hablé a May,  luego a Dulce y luego a Kuno.  Recogí mi habitación y quité los stickers de Hello Kitty, al terminar me lancé a la cama. 

Poncho debería estar pasándola bien con su noviesita la frívola.

¿Pero a mi qué?

Me di una ducha y al tocar la cama me quedé dormida.. 

A las 7 menos 20 mi alarma sonó. Tenía clase de Diseño Urbano con el profesor "el barbudo" Antequera que tanto me odiaba, y eso que ya era una tortura que diera su clase un lunes a primera hora.

Luego de bañarme sepillarme y vestirme bajé a la cocina por mi café y ahí estaba Poncho.  Me detuve sorprendida. No estaba acostumbrada a levantarme y encontrar un hombre sin camisa preparando tostadas, la verdad. Se giró,  mostrándome sus abdominales tan bien marcados,  su cara marcada por las sábanas y el cabello despeinado..

Y esa imagen realmente me afectó

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Y esa imagen realmente me afectó.

—Buen día. —me sonrió y me tendió una taza de café.  Se sentó en la butaca de la encimera.

Yo vi su cara y luego la taza de Hello Kitty en la que me había servido.

—Imaginé que sería tuya..  —yo esbocé una pequeña sonrisa asombrada por haberse tomado la molestia de servirme el café. —No vi ninguna otra niñita pequeña por acá. 

El se burló y yo borré cualquier rastro de sonrisa,  de compasión, de esperanza, de paz..

¡¿Niña pequeña?!

Ya veremos quién es niña pequeña.

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Mi Hermanastro (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora