Parte 19

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Me sumergí para tratar de aplacar el frío que comenzaba a extenderse por mi cuerpo y nivelar la temperatura. Sabía que tal vez sería una locura, que sería peligroso y bla bla bla. Pero para ese entonces me sentía como una sirena en su hábitat. Amaba el mar, amaba Cancún.

Al salir a la superficie, me saqué el agua de la cara mientras me ubicaba, al intentar voltearme, algo me tomó de la cintura. Me asusté por un momento y sacudí mi cuerpo tratando de escapar, hasta que una cabeza salió de la superficie.

-Maldición ¿tú que haces?

-¿Que haces tú? ¿Acaso no ves lo peligroso que es esto? -bramó furioso apartándose el pelo mojado de la cara.

-Soy una sirena. -alcé mi mentón.

Él, sorprendiéndome, rió sincero.

-Una sirena muy loca y algo borracha. -tocó mi nariz.

-Uhm..yo.. sueltame...- traté de separarme, afectada y cegada por el brillo de esa sonrisa.

-No.-en cambio, me pegó más a él.

-Poncho, por favor. -rogué, ya desesperada. No podía.. No podía bajar la guardia. No de nuevo.

-¿A que le temes, Anahí? Ningún moustro te comerá o algo por el estilo. -se burló, matando cualquier efecto que había causado en mi hacía un momento.

-Vine aquí para estar sola ¡sola! ¿es que acaso tú no tienes algo mejor que hacer?

El pensó por unos momento y luego dijo:

-Si tengo algo mejor que hacer.

-¡Pues ve y hazlo! -le grité.

Y segundos después, inclinaba sus labios buscando los míos.

Me besó y yo quedé en shock. Me besó y no había nadie a nuestro al rededor que lo presenciara.

Me estaba besando porque así lo quería.

Tardé unos segundos en reaccionar y corresponderle, pero rápidamente abrí mis labios, dándole más acceso a los de él. Dándole paso a su lengua para que jugueteara con la mía.

En ese momento sentí la rendición  y como todas mis defensas caían al suelo

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En ese momento sentí la rendición  y como todas mis defensas caían al suelo. Ese era su efecto, era su poder. ¿Habría manera de luchar con ello? Si la hubiera, no estaba segura que pudiera apartarme.

Aún cuando me alzó para que le rodeara con las piernas, aún cuando enmarcaba su cara con mis mano, aún cuando el beso se hacía cada vez más intenso, no creía lo que estaba pasando. No creía que estuvieramos disfrutando tanto de ese beso, solos.

Esto no era actuación.

Disfrutaloya mañana verás.

Mi Hermanastro (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora