Los ojos se me llenan de lágrimas en un santiamén, como si las hubiera estado acumulando durante mucho tiempo. El corazón me duele aún más, sobre todo cuando pienso en que este es el final. No puedo contener más las lágrimas, ni el llanto que está surcando en mi garganta. El líquido salado cae por si solo de mis ojos, deslizando rápidamente por mis mejillas. Pensar en una despedida me quema, porque tengo miedo de quedarme sola. No quiero alejar a Vid de mi vida, deseo que siga siendo aquel que conocí, aquel amigo mala influencia, pero sobre todo... Anhelo que aquel chico de ojos verdes esmeraldas se quede también.

—¿Chienne? —Pregunta Vid, mientras se separa del abrazo que nos ha unido—. ¿Por qué lloras? ¿Qué sucede?

Le regalo una sonrisa, mientras veo directo a sus ojos azules llenos de preocupación. Los pucheros aparecen repentinamente bajo mi mentón y no puedo evitar que el labio inferior me tiemble.

—Es que se siente también saber que tienes a alguien cuidándote la espalda. No quiero perderlos —admito.

Apenas me salen las palabras y mirarlos a ambos lo hace aún peor. Johnvid me sonríe y vuelve a abrazarme, mientras Daron solo observa en su lugar, sin ninguna expresión en el rostro y sin mover un solo músculo.

—No puedo creer que sea la primera vez que digas palabras tan cursis —se burla Vid—. No lo harás —prosigue—. ¿Quién te ha dicho lo contrario?

Miro a Daron y un llanto mudo aparece, es la primera vez que lloro frente a otra persona, muy pocas veces lo he hecho frente a Vid o frente a mi padre. Mi lado débil ha florecido. Siempre me he considerado una persona fría, una que esconde lo que siente y juega a la actuación diaria de estar bien, pero estas últimas semanas, eso ha cambiado, y aunque me cueste reconocerlo, soy débil y tengo un corazón latente. La debilidad se supone no es una opción, pero a veces se convierte en eso. La debilidad no es mala, te hace más fuerte, al menos eso es lo que he aprendido.

No quiero sentir algo tan poderoso como el amor, pero no puedo negar o escapar de ese algo que mantengo encerrado dentro de mí y que no me permite aceptarlo. Mi otra yo me grita que no estoy preparada para asumir aquello, porque simplemente no va conmigo, pero, ¿qué tan cierto es eso? ¿Qué tiene de malo aceptarlo? Salgo corriendo hacia el interior de la casa, sin decir absolutamente nada, a esconderme como siempre lo hago, haciéndome la "valiente". Tratando de tapar el dolor que está casi consumiéndome, por razones que evidentemente sé, pero me atemorizan.

Me escondo en la habitación que ha sido de mi padre, pero que ahora es de él. Suelto todo el llanto que tengo dentro, sin importar nada. Necesito sacar todas las lágrimas que llevo acumuladas, aquellas que no tuve oportunidad de derramar por mi madre. Toda esa tristeza que ahora me abraza como una sábana hecha de puro fuego. Me dejo caer en el suelo, apoyando mi espalda en la cama; abrazando mis pies, llorando en un completo y doloroso silencio. La puerta se abre lentamente y es él. Seco mis ojos rápidamente, tratando de esconder lo evidente. Mis pestañas están empapadas y apenas me dejan ver con claridad. Él se acerca a mí, en medio de la tenue luz que se cuela por la puerta entreabierta. Se agacha y su mano se posa sobre una de las mías, eso me da más nostalgia aún. No volveré a tener la dicha de sentir el tacto de su mano contra la mía.

Que desgracia tan grande.

Aparto la mirada hacia cualquier otro lugar de la habitación.

—¿Qué es lo que sucede? —Aprieto los ojos para no soltar más lágrimas—. ¿He hecho algo que te haya lastimado? —Su voz es apacible y preocupada.

Por supuesto que ha hecho algo que me ha herido, se irá.

Ahora me doy cuenta de que me importa más de lo que creí, estoy sintiendo este dolor que está, pero que no se siente en el instante. Después de todos los eventos ocurridos, se manifiesta fuertemente, haciéndome estremecer. Vuelvo mi vista hacia él para observar sus bellos ojos y asumir esto de una buena vez. Por más que me empeñe en seguir manteniéndolo oculto y haciéndome creer a mí misma, que no puedo ser capaz de sentir ese tipo de afecto, muy en el fondo eso solo es una absurda y estúpida mentira.

Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora