Capítulo 32

25.1K 2.3K 137
                                    

NATHALIA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NATHALIA

Mis pies tocan el suelo y la brisa deja de azotar mi cara. Me encuentro frente a la puerta de la que antes solía ser mi casa, junto al único hombre que he conocido como mi padre, el único al que he amado más que a nadie. Observo a Daron un poco confundida, no entiendo completamente por qué me ha traído aquí, esta casa ya no es más mi hogar. Ya no tengo uno, porque volver con Lysander no es una opción, mi padre me ha hecho saber que puedo irme con él, a pesar de ello no estoy segura de querer hacerlo.

El peligro ha pasado, Daron se irá y quizá no vuelva a verlo, aunque ha dicho lo contrario. Debo buscar mi propio refugio, terminar esta vida que ha pasado de ser normal a ser un verdadero calvario. Mi misión ahora consiste en poder encontrar mi propio camino.

Siento nostalgia y felicidad al mismo tiempo, una sensación difícil de explicar, pero siento felicidad porque Lyron ha desaparecido de mi vida y de la de las personas que me importan, incluyendo Daron, sí, él me importa, aunque no lo pueda admitir en voz alta ni en su cara. Por otro lado, siento esta tristeza, porque él se marchará al igual que todas las personas que han formado parte de mi existencia.

Mi padre seguirá su vida normal, Clya se ha ido sin poder darme la oportunidad de saber más sobre ella, y Vid, no es más aquel amigo con el que he compartido los momentos más preciados, pero que ha resultado ser un desconocido más. Sabiendo lo que es, las cosas ya no serán lo mismo y eso me duele en lo más profundo del alma. Me siento traicionada aún y me quema porque esa traición ha venido de la persona que menos esperé, y aunque siento ese dolor, no puedo dejar las cosas en malos términos.

Si cuento los malos y buenos momentos, hay mejores que malos y eso es algo que no puedo negar.

—¿Qué hacemos aquí? —Cuestiono finalmente.

Daron me observa con sus ojos risueños.

—Como me iré —añade—. La casa se quedará sola y sé que aquí pasaste bonitos recuerdos. Así que te la devuelvo.

Mi boca se abre ligeramente en un evidente gesto de no poder creer lo que está diciendo.

—¿De-vol-ver-me-la? —tartamudeo.

—Sí, al fin y al cabo, te pertenece. Se la compré a Lucas, pero sigue siendo tuya y de él —agrega observando la casa detrás de mí—. Te conocí aquí y quiero que nos volvamos a encontrar aquí.

—No puedo aceptarla, Daron, esta ahora es tu casa. Cuando regreses necesitarás quedarte en algún lugar... —Me hace callar, poniendo su dedo índice sobre mis labios.

—Para eso estarás tú, eres parte de ese hogar que necesitaré —su mano acaricia suavemente mi mejilla y no me queda nada más que cerrar los ojos ante su tacto. Su suave caricia sobre mi piel, me hace sentir tan extraña. Quisiera alejarme, pero no puedo.

El sonido de una puerta abriéndose llega hasta mis oídos y me volteo para ver a Johnvid de pie bajo el umbral. Él mira a Daron para luego posar sus ojos sobre mí, una sonrisa se dibuja en su rostro y sin importarle nada, corre hacia mí y me abraza, alzándome en sus brazos. Me siento tan protegida teniendo a estas dos personas en mi vida. Cierro los ojos y correspondo su abrazo, apretándolo tan fuerte como me es posible, aunque él me ha lastimado con sus mentiras, temo perderlo y no volver a verlo.

Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora