36. Como un héroe

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El ritmo de sus corazones aún no había cesado de la intensidad, de manera que latían fuertemente como dos tambores. Lo siguiente que oyeron fue algo que realmente los alarmó. Luna corría hacia ellos con una expresión de preocupación y con la varita en mano. Ron y Harry se acercaron rápidamente hacia ella para preguntarle qué sucedía cuando, de repente, no necesitaron saber más: la marca tenebrosa había sido invocada de nuevo dentro de los terrenos, lo cual solamente podía significar que había más mortífagos allí dentro.

—¡Bellatrix y Greyback han escapado! —Exclamó Luna.

Y, de un segundo para el otro, un trozo de pared del castillo explotó, dejando un gran hueco en medio y dos siluetas cubiertas por escombros. Eran quienes ellos esperaban. Hermione se puso en posición defensiva al instante y atacó a Lestrange, aunque ésta evitó su hechizo muy fácilmente. Y así comenzó una gran batalla de chispas y resplandores por todas partes. Neville y Ginny se unieron al instante a la lucha y comenzaron a atacar al par de mortífagos acechantes. Pero, de repente, todo empeoró.

Bellatrix atacó a la pelirroja y logró inmovilizarla por un par de segundos, lo cual fue tiempo suficiente para tomar de su brazo y desaparecer en el momento.

—¡Ginny! —Gritaron todos sus amigos.

Greyback aprovechó y también atacó a Neville, haciéndolo volar por los aires, abriéndole una herida importante en el abdomen. Al hombre lobo se le hacía cada vez más difícil enfrentarse contra todos ellos, por lo que no estuvo lo suficientemente atento como para darse cuenta de que alguien se acercaba detrás de él.

—¡Inmobilus! —Exclamó el profesor Flitwick, haciéndolo paralizar al instante.

Harry y Ron aprovecharon para ir a buscar a Ginny, mientras Luna socorría a Neville he intentaba retener su hemorragia.

—El hechizo es temporal, aprovechen para buscar a la otra, yo me encargo de Greyback—Dijo el profesor a Draco y Hermione.

Entonces, ambos corrieron hacia el armario de escobas (que tenían sumamente cerca) y se montaron los dos en una de ellas. Volaron por todos los alrededores del castillo en busca de Bellatrix, sus restantes amigos o señas de alguna batalla, pero solo se encontraban con los prados vacíos.

El viento resoplaba y rompía fuerte en sus caras, mientras los dos entornaban los ojos para ver mejor en las zonas más bajas o lejanas. Los minutos pasaban y cada vez la impaciencia se les hacía más tediosa y terrible... hasta que por fin notaron algo, no relativamente bueno. Un mortífago, de cabello rubio y de cuerpo morrudo los estaba mirando desde abajo con una macabra sonrisa en el rostro; entonces, él les lanzó un hechizo para derribarlos. Draco logró esquivarlo, al igual que el segundo y tercer ataque, pero no podían descender para luchar y los hechizos de Hermione tampoco le daban a su agresor, por lo que Malfoy optó por ascender más para perderlo de vista y evitar algún daño grave, aunque realmente no fue la mejor idea.

El mortífago consiguió darles justo en la escoba, por lo que empezó a tambalearse de un lado a otro por culpa de la inestabilidad. De repente, Draco recibió otro hechizo y se desmayó al instante, cayendo por los aires hacia el lago.

—¡No! —Gritó Hermione mientras trataba de retenerlo, pero nada lo logró.

La castaña tomó las riendas de la escoba y voló rápidamente y con ferocidad hacia donde estaba el tercer mortífago, y consiguió atacarlo y asustarlo lo suficiente como para que decidiese desaparecer. Hermione no lo pensó dos veces y se dirigió hacia el lago, donde localizó en seguida el cuerpo de un muchacho flotando en la superficie. Por favor, no, él no puede morir, pensaba mientras cargaba su cuerpo empapado y lo dirigía hacia tierra firme.

Tomó su mano, estaba realmente helada. Puso dos dedos en su cuello, tratando de sentir su pulso, pero no lo lograba.

—Draco, por favor reacciona...—Le rogaba, arrodillada ante él—¡Ayuda!

Lo sacudía por los hombros, mientras su corazón lentamente se detenía al notar que el anillo de él se estaba apagando. Feroces lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, no, eso no podía estar pasando... su peor pesadilla se estaba volviendo realidad.

—Vive, te lo suplico...—Sollozaba mientras apretaba su mano con todas sus fuerzas, pensando que, quizá, podría transmitirle su calor o sus pulsaciones—No me dejes... Juraste que no lo harías...

Su alma lentamente se desgarraba cada vez que miraba el dedo meñique de Draco, donde tenía su anillo completamente apagado... sin rastro de luz alguna... sin rastro de amor. Solamente oía sus propios latidos y el frío entorno se había apagado, quedando solamente ella y él o, por lo menos, su cuerpo. Cada segundo e instante que pasaba sin verlo despertar se volvía un infierno, algo que se sentía irrecuperablemente doloroso. Y, a pesar de todo lo difícilmente vivido, sabía que si Draco Malfoy había muerto (aunque le costaba horrores pensar en eso) lo había hecho como un verdadero héroe.

Entonces, sus ojos castaños bajaron y se posaron en algo que brillaba en el pecho de él. Eran los sentimientos embotellados. Aún le quedaba una oportunidad. Tomó cuidadosamente la pequeña botellita encadenada y se la sacó, le quitó el tapón de corcho en miniatura y, con toda la precaución del mundo, agarró delicadamente el mentón del muchacho y le dio de beber el contenido, mientras un frío y doloroso llanto la consumía.

Sus lágrimas cesaron cuando el chico volvió a inflar su pecho, en señal de respiración y lentamente levantó sus párpados, mostrando sus claros y únicos ojos grises, repletos de vida. Lo abrazó con todas sus fuerzas y le besó cuidadosamente la mano, en donde la letra "H" volvía a cobrar luz roja. La emoción volvía a correr por cada centímetro de su piel y se sentía, por segunda vez en el día, como la mujer más afortunada del planeta.

—Me has salvado la vida—Le dijo Draco, mientras se incorporaba con dificultad.

—No he sido yo—Le susurró—Fueron nuestros sentimientos. Y tú eres mi vida.

—Te lo he dicho. Juntos somos invencibles—Respondió el rubio, mirando hacia el cielo, donde lentamente se asomaba el sol entre las nubes.

—Ahora todo será diferente, ¿No?

—Sí. Pero para bien.

—¿Hemos vencido a los mortífagos?

—Yo creo que sí—Afirmó, tomando firmemente su mano.

—Te amo.

—Yo más.

—¿Cómo estás tan seguro? —Preguntó la castaña.

Y Malfoy levantó su meñique, al mismo tiempo que ella.

♥Traición Mestiza♥ #DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora