VIII: : ¡Cambiemos de actitud! Una noche a solas y un poco de celos.

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¡¿Qué mierda acaba de suceder?! Ella apareció de la nada, se sentó tan pegada a mi como se puede estar, con su cuerpo chocando contra el mío sin piedad ni compasión, luego me dio lo que se podría llamar "El mejor puto beso de toda la puta historia" y, no conforme con eso, se va agitando sus sensuales caderas después de haberme besado de nuevo como quien besa a su novio al irse a casa al terminar una cita o algo así.

Aun no salgo de mi asombro. ¿Qué demonios pasó con ella en las últimas veinticuatro horas? Hasta el día de ayer ella me estaba echando en cara su incomodidad acerca de mi "acoso" hacia ella.

Pensé que después de eso ella no me hablaría por iniciativa propia y que me esquivaría cada vez que pudiera. ¡Por Dios! Si sólo unos minutos atrás la había visto en el gremio y ella apenas y podía voltear a verme.

Caminé de forma automática hasta mi casa, confundido aún por lo ocurrido. Al llegar me arrojé sin miramiento a mi cama, suspirando de manera exasperada al caer en ella.

-¿Sucedió algo?- Lily estaba sentando en el suelo afilando su espada.

Emití un gruñido en respuesta.

-¿Quieres hablar de eso?

Lo miré, no había despegado la vista de su espada, pero sabía que toda su atención estaba puesta en mí. No quería hablar, pero al mismo tiempo quería desahogarme y pedirle a alguien más su opinión del asunto. A ver si él lograba entender este brusco cambio, puesto que yo no tenía ni la menor puta idea de qué era lo que estaba pasando.

Me incorporé.

-Estoy en un gran problema, Lily- confesé.

-¿Qué hiciste ahora, Gajeel? Por favor dime que no es algo que traiga consecuencias para Levy o para mi delante de nuestros superiores- dijo, mientras se pellizcaba el puente de la nariz.

De acuerdo, esas no eran las palabras correctas.

-¿Es esa la confianza que me tienes?

-Sinceramente... Sí- sentenció.

Por un instante quise matarlo.

-No es esa clase de problemas- le aclaré, después de tomar una gran bocanada de aire.

-Entonces... ¿De qué clase estamos hablando?

-Problemas que tienen que ver con la enana- susurré.

Su mandíbula se desencajó.

-No me digas que ya por fin te le declaraste- espetó, con incredulidad.

-¿Declarármele?- sentí como me ruborizaba.

Sus hombros decayeron y emitió un suspiro cansado.

-Es imposible...

-Un momento- pedí- ¿Por qué preguntas si ya me declaré? ¿Por qué habría de declararme?

-¡Oh, por favor, Gajeel! Mueres por Levy, eso es obvio. No hay que tener más de dos neuronas para darse cuenta de eso. Por eso pensé que ya te le habías declarado, pero veo que me equivoqué. Es imposible que reúnas el valor para hacerlo.

Y por primera vez en todos mis años de vida me di cuenta de lo transparente que puedo llegar a ser. Pensé que nadie se había dado cuenta, me había encargado de que no se me notara, había trabajado en mi pókerface más tiempo del debido; todo esto para nada, para que Lily se diera cuenta y que, no conforme con esto, viera el poco valor que tengo frente a la idea de decirle a la enana lo que siento por ella.

-¿Desde cuándo te diste cuenta?

-Desde que regresamos de la Isla Tenrou- respondió con simpleza.

¿Sólo amigos? ¿O amigos con derecho? >> GaLeDove le storie prendono vita. Scoprilo ora