III: Hoy comienza la diversión~. Visitas a medianoche y atisbos de amor.

3K 171 13
                                    

¡Lo besé! Besé a Gajeel, de nuevo. No podía creerlo, mi mente se negaba a procesarlo. De nuevo yo había besado a ese idiota de cabeza metálica ¡Y lo peor es que lo disfruté! ¡Me encantó besarlo de esa manera! No puede ser, debo de estar loca o peor debo estar muy, pero muy, borracha.

Aun sentía el roce de sus labios en los míos, la sensación de sus manos aferrándose a mi espalda y su pecho chocando en cada respiración con el mío.

-¡Deja de pensar estupideces, Levy!- me reproché.

Mi corazón latía todavía frenéticamente y mis manos temblaban de forma apenas visible. Estúpido Gajeel y su estúpido beso. Y para completar la escena me lanza esa amenaza justo cuando estaba entrando a la residencia.

Me arrojé de espalda en la cama, posando la vista en el techo de mi habitación, con miles de pensamientos rodando mi mente. Había leído infinidad de historias de romance, creí que con eso estaría más que preparada para situaciones como esta, pero ya me podía dar cuenta de que no me había funcionado para nada.

Tratando de frenar los pensamientos que se agolpaban uno tras otro en mi cabeza, me desvestí. Me daría una ducha de agua tibia, confiando en que eso me calmaría, sin embargo nada salió como planeé y continué dando vueltas sobre el mismo asunto durante el baño.

Frustrada tomé uno de mis libros y me senté en el suelo a leer, pero escogí una novela con demasiadas escenas románticas e incluso algo subidas de tono, terminé arrojando el libro a un lado.

A la final me rendí, lo mejor era enfrentar la situación para poder aclarar todo en mi cabeza.

-Bien, Levy- comencé-. Acabas de besar a Gajeel Redfox, el hombre que te ha tenido loca desde hace mucho tiempo. Aunque sólo lo besé porque él no me dejó otra opción. Claro que podía negarme y darle un golpe para liberarme. Pero... Es que él es mucho más fuerte que yo... Obviamente yo no podría sacármelo de encima. Pero... él nunca aplicaría la fuerza bruta conmigo...

Era increíble lo mucho que me contradecía.

-Moo... iré a dormir.

Un constante tic-tac, con intervalos de aproximadamente cinco segundos, me despertó a media madrugada. Me dirigí a la ventana para buscar lo que lo causaba y, abriéndola, un pequeño objeto redondo chocó con mi brazo izquierdo, cayendo posteriormente con un rebote en el suelo de mi habitación.

Lo tomé entre mis dedos, era una pequeña y ligera esfera metálica. Al instante entró otra. Me asomé a ver qué o, mejor dicho, quién las lanzaba y, tal y como me lo esperaba, vi a Gajeel en la acera de enfrente, viendo fijamente hacia mi ventana con una sonrisa autosuficiente instalada en su rostro.

Rodé los ojos, cerrando la ventana giré sobre mis talones, lo mejor sería ignorarlo. Tenía dos opciones, o se iba a casa, o se arriesgaba a que Erza se percatara de su presencia cerca de la residencia y le pateara el trasero.

Las esferas siguieron chocando contra el cristal de mi ventana durante un largo rato.

-¿Es que acaso no piensa rendirse?- me pregunté.

Me puse un suéter sobre mi pijama y salí a la calle, tenía que exigirle que fuera a casa, quería dormir y su persistente arrojar de pelotitas no me lo permitía. Bueno... y también el hecho de que me preocupaba porque era muy tarde y él aún no había ido a dormir.

-¡Basta!- me reprendí, en susurros- Ya no tienes que preocuparte tanto por él, no estás en una misión del consejo, Levy. Eso era cuando trabajaban juntos que podías tomar parte de tu tiempo para cuidarlo.

Y aunque me dijera eso no podía evitar el preocuparme.

Desde la penumbra de mi alcoba no podía ver la ropa con la que iba vestido, pero ahora que me encontraba frente a él me percaté de su indumentaria. Llevaba una chaqueta de cuero abierta, sin camisa debajo, de color gris, unos pantalones de mezclilla blancos con un cinturón negro y sus típicos guantes con protector de nudillos metálico.

¿Sólo amigos? ¿O amigos con derecho? >> GaLeWhere stories live. Discover now