IV: Encerrados~. Interrupciones y más cosas odiosas...

3.2K 157 35
                                    

Se fue al poco tiempo de ver como Salamander era arrastrado por la Coneja y, evidentemente, fui tras ella. Primero, tenía que asegurarme de que llegara bien a casa. Segundo, debía continuar con mi plan, y para eso tenía que pasar con ella el mayor tiempo posible.

No me di cuenta de cuando, pero el idiota de Jet y el gordo de Droy iban junto a ella. Maldije por lo bajo, olvidé que debía estar pendiente de que estuvieran lo más lejos posible, puesto que una vez que se le acercaban no se separaban de ella por nada del mundo.

-Malditos estorbos- susurré.

Antes de continuar con mi rabieta, me detuve a pensar un poco, usando la lógica: Fairy Hills era una residencia femenina, en la cual vive Titania, quien no permite la entrada de ningún chico y a quien ese par le temía cuando se ponía exigente con las normas.

Conclusión: al temerle a Erza sólo llegarían a unos metros antes de Fairy Hills.

Sin meditarlo dos veces salí corriendo de allí. La esperaría en la entrada, escondido en la cima de uno de los árboles cercanos.

Quince largos minutos pasaron hasta que decidieron aparecer. Ya estaba a punto de dormirme por el aburrimiento. Pero, justo cuando iba a bajar para que me viera, los muy idiotas decidieron tener una conversación antes de despedirse.

¿Es que no fueron suficientes esos largos minutos que pasaron con ella?

Yo mismo me respondí:

-Para ti nunca ha sido suficiente tiempo, ¿o sí?

No, nunca es suficiente...

Tuve que esperar aún más. Cada vez que quería rendirme e irme a casa recordaba mi plan y, bueno, me quedaba, por ella.

Más de cuarenta minutos hasta que se despidieron. Juro que sólo quería matar a esos dos lambiscones. Entendía que la quisieran y que fuera para ellos tan adictiva como lo era para mí, pero ¡Por favor! Yo también deseaba estar cerca de ella.

Esperó a que se fueran, dedicándoles una de sus espléndidas sonrisas, cosa que me hizo rabiar a más no poder. ¡Entiéndanme! Creí haber avanzado con ella en ese año que pasamos en el consejo–el cual me pareció muy corto, si me preguntan-. Creí que, al volver al gremio, se habría aburrido de ellos por haber pasado tanto tiempo conmigo.

Creí que me preferiría a mí...

-Pero ella no es así- me dije-. Ella jamás los abandonará, sin importar qué...

Dio media vuelta para entrar a la residencia en cuanto se fueron. Inmediatamente bajé del árbol, cayendo justo frente a ella, sorprendiéndola.

-¿Q-qué demonios? ¿Gajeel?- tartamudeó.

-¡Hola, enana!

-¿Qué haces aquí?- su voz salió con un gran nivel de sospecha.

-¿No puedo venir a saludar?

Me pasó de largo diciéndome:

-No cuando tienes otras intenciones.

La tomé del brazo antes de que entrara al complejo. No la dejaría escapar.

-¿Otras intenciones?- dije, muy cerca de su oído-. No sé de qué me hablas, enana.

Ocultaba su rostro bajo su cabello, creyendo que no vería el rubor de sus mejillas, aunque en realidad la delataban sus orejas, las cuales estaban encendidas en fuego.

-Por supuesto que lo sabes...

-No, no lo sé- respondí, cual niño inocente-. Oye, enana...

Alzó la cabeza al notar el cambio en mi voz, le estaba hablando de manera casual, no quería espantarla al demostrar las intenciones de mi siguiente paso, aunque por dentro me estaba muriendo de las ganas de enseñar mi mejor cara de viveza.

¿Sólo amigos? ¿O amigos con derecho? >> GaLeΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα