Capitulo 21

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Minho no sabía interpretar los signos, pero en la puerta un letrero decía "Centro Chino de Medicina Natural". En el escaparate había botellas de cristal llenas de hierbas secas y especias que podían encontrarse en otros herbolarios, pero, al fijarse más, comprobó que los fibroso y peludos trozos de corteza y las retorcidas raíces eran de plantas que desconocía. Vio unas jarras con pies o cabezas de porcelana en miniatura divididos en secciones. Detrás había una silueta del cuerpo humano, distinta de las que recordaba del colegio. El cuerpo, sin piel, estaba llenos de líneas. Cada una era un meridiano y tenían que ver con la acupuntura.

Habían ido a ver al tío de Jenny y aquella era su tienda. La muchacha se dirigió al joven que estaba detrás del mostrador y desapareció con él. Minho no entendió nada de lo que hablaron en chino. Se dedicó a estudiar la silueta humana.

- Mi tío nos espera – dijo Jenny al fin.

Minho la siguió hasta la sala de consultas. No sabía lo que encontraría allí, pero sobre el escritorio había un ordenador y el hombre que se acercó a saludarles llevaba un traje de color gris plata y tenía aspecto de hombre de negocios. Resultaba difícil adivinar su edad. Era delgado, de piel suave y tenía el pelo plateado. Minho le había calculado alrededor de cincuenta años, pero al sonreír su rostro se llenó de cientos de arrugas. Sus pequeños ojos negros eran vivos e inteligentes, y su mirada, inquebrantable y firme.

Escucho a Jenny con atención, asintiendo de vez en cuando. Al contestar lo hacía en un coreano perfecto, casi desprovisto de dificultades para pronunciar.

- Lo que me pides – explico – es bastante insólito, por no decir muy poco ortodoxo. Mi instinto me aconseja no ayudarlos, porque soy un médico respetable y no un brujo... - alzó una mano para impedir que lo interrumpiesen – pero como eres mi sobrina y debo a tu padre algunos favores..., veré lo que puedo hacer. Conozco una fórmula bastante eficaz contra los Kang-shi – miró detenidamente a Minho – desconozco... - extendió sus cuidadas manos hacia delante – si funcionara en los extranjeros.

- No tenemos elección – dijo Minho – y estoy dispuesto a todo por alejar a ese hombre de kibum.

- Entonces se la daré, pero no cometan ningún error. Quizá no les dé una segunda oportunidad. La poción actúa como un veneno, desaparecería su problema. Pero si los efectos se manifiestan lentamente, tendrán que seguirle y encontrarle.

- ¿Adónde irá?

- A donde haya tierra de su país. A un ataúd o a una tumba. Por lo que me han contado, es capaz de vivir sin tener que volver a ese lugar cada día. Pero seguro que existe, y si se da cuenta de que ha sido envenenado y empieza a sentirse débil, irá allí a restablecerse. Entonces tendrán que buscarle para acabar con él. Deben actuar rápidamente. Solo disponen de un día. Les daré algo que los ayudara.

- ¿Qué cosa? – pregunto Minho.

- Papeles, conjuros, supongo que los llaman así, y unas tiras empapadas en la posición. Le dejaran inmóvil mientras actúan. Recuerden que posee una fuerza descomunal, que es más fuerte que varios hombres juntos. Habrán visto lo de la estaca en las películas, pero no es tan sencillo – sus ademanes volvieron a ser los de un hombre de negocios – Tardare un poco en reunir los ingredientes. Tengo algunos, pero, por supuesto, los raros son difíciles de obtener y habré de consultar con especialistas en otras artes que no tienen nada que ver con la medicina.

- ¿Cuándo lo tendrás? – preguntó Jenny

- Esta noche

- ¿A qué hora?

Herencia Macabra MinKey (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora