Capitulo 6

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Por la mañana, al despertar, el sol se proyectaba en una de las barras metálicas de la cama, Kibum descorrió las cortinas. Hacía frío, pero el cielo estaba azul y despejado. Se examinó para comprobar si tenía algún síntoma de debilidad, y no descubrió ninguno. Se encontraba mejor y más optimista de lo que había estado en las últimas semanas. Era la primera vez en mucho tiempo que esperaba algo con ilusión. El espejo le confirmó lo bien que estaba. Hacía mucho que aquella cara no le había mostrado un aspecto tan rozagante. Después de ducharse, se cubrió un poco las ojeras que adornaban sus ojos, tratando de disimularlas lo mejor posible.

Minho llegó a las doce menos cinco. Su abuela le obligó a ponerse guantes y bufanda, y se aseguró de que llevaba el abrigo abrochado hasta arriba. Después, los dos jóvenes se marcharon tranquilamente.

Hacía tanto frío en el exterior que de ellos brotaba vaho al respirar. Aunque la escarcha persistía en las paredes como sombras blancas, el sol calentaba un poco y el aire olía muy bien a pesar del tráfico.

Minho cogió su mano para cruzar la calle y luego no la soltó. Todo el recorrido por las concurridas calles del centro de la ciudad cogidos de la mano, miraban escaparates, entrando en primero en una tienda y luego en otra. A Kibum no le preocupaba el tema de conversación. Hablaron sin parar de millones de cosas. Incluso Minho, en más de una ocasión le hizo reír. Algo que nadie había conseguido desde hacía mucho tiempo.

En una de las calles que recorrían había un mercado. Era un lugar hermoso y destartalado, pero Kibum se fijó en dos puestos en específico, unos llenos de baratijas, abarrotados de ropa con etiquetas falsas, objetos de plástico y aparatos electrónicos sin marca. Miro a Minho un instante dudando de pedirle que pasarán a aquel lugar, pero una vez sus ojos estuvieron unidos noto que no debía preocuparse por esas cosas, ambos muchachos compartían el gusto por las antigüedades y posibles gangas, algo más que tenían en común.

- Nunca se sabe lo que se puede encontrar - dijeron al mismo tiempo, y sonrieron ampliamente.

Minho siempre estaba al acecho de viejos juguetes, para su colección de objetos antiguos. Empezó escogiendo fundas de discos y alguna que otra cosa de contrabando, mientras Kibum se dirigía a los montones de libros viejos. Había hileras de libros de bolsillos manoseados, y los más grandes formaban un revoltijo que olía a humedad. Eran desechos de la bibliotecas con los lomos destrozados y las páginas como de papel secante, libros en su mayoría absolutamente decepcionantes. Pero justo en el momento en que iba a marcharse, un título le llamó la atención.

PERSONALIDADES DE LA MEDICINA

Recordando la conversación que había mantenido la noche anterior con su abuela, busco las últimas páginas del libro para mirar en el índice, y allí estaba:

Dr. Park Kibum, pág 60 - 61.

Kibum buscó con desesperación las páginas indicadas:

Dr. Park Kibum (1862-1938) fue estudiante de la Seúl School of Medicine durante la década de 1880. Demostró ser una de las principales figuras de los recientes estudios sobre la sangre. La publicación de los trabajos de su padre (el doctor Park Taecyeon), y de sus propios hallazgos, ha sido ampliamente reconocido como de gran valor para el descubrimiento de los grupos sanguíneos de los seres humanos. El doctor, además hizo posible que las transfusiones fuesen seguras y, sin duda alguna, salvó muchos millones de vidas. Es especialmente notable el trabajo de Park llamado Blue Baby Syndrome, basado en la reacción de los anticuerpos ante los tipos de sangre con Rh negativo. Esa fue una de las causas de mayor mortalidad perinatal, y de nuevo sus descubrimientos contribuyeron a salvar muchas vidas.  

Herencia Macabra MinKey (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora