T r e c e

516K 53.8K 114K
                                    

#Floyd

#LaListaDeFelix

#LaListaDeFelix

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Después de ver la película sentía mi trasero aplastado y las piernas adormecidas. Siempre tuve la mala costumbre de flexionar mis piernas donde me sentara, o sentarme sobre las mismas y encorvarme cual anciana de noventa años. Sherlyn tuvo que dejar de lado su amado celular para ayudarme a caminar hasta la puerta de la sala y salir. Fue un desastre, sobre todo porque la lentitud de mis pasos causó una aglomeración de personas tras nosotras, y claro está que a ninguno le cayó en gracia que dos adolescentes anduvieran a paso de tortuga. Ya a cinco tortuosos pasos de la puerta el hormigueo en mis piernas aumentó hasta quedar en nada, así que volvieron a la normalidad.

Afuera nos colocamos nuestros abrigos, preparadas para marcharnos a nuestros hogares. Miré la hora en mi celular y comprobé que ya eran casi las ocho de la noche.

—¿Por qué ves la hora en tu celular si puedes preguntarme a mí? —espetó Sherlyn.

—Supongo que es la costumbre.

Me aferré al brazo de Sherlyn luego de responderle, ella hizo una mueca ante mi gesto, pero no me apartó. Muy en el fondo sabía que ella era tolerante a mis demostraciones de amistad, aunque siempre fue esquiva a ellos con los demás. Quizás debía sentirme privilegiada de poder hacerlo sin morir en el intento.

En medio de la fría noche, ambas íbamos hacia el paradero, nuestros caminos se dividían en el parque, así que el bus que debíamos tomar era el mismo. Agradecí que fuese así, porque tener amistades que vivan al otro extremo de la ciudad podía resultar un caos, tanto en las salidas como para hacer trabajos. Además, papá a veces tenía unos arranques de protección y no dejaba que anduviese sola por la calle, incluso si era con amigas. Supongo que esa aprensiva idea se apoderó de su cabeza después de que un sujeto ebrio nos asaltase a tía Sarah y a mí volviendo del trabajo.

—Tengo que admitir que la película estuvo interesante —le comenté a Sherlyn mientras veía mis pasos—, aunque el final me decepcionó un poco.

—¿Qué te decepcionó? —curioseo mi amiga sin quitar la vista del celular. Tuve que mirar el camino con más precaución pues si ninguna de las dos veía el camino nuestras narices no tardarían en dar de lleno contra el suelo.

—No sé... —Bufé— creí que la protagonista lograría salvar al chico, ya sabes, esperaba un final feliz.

—Fue un final realista, Floyd —espetó Sherlyn, ladeando su cabeza para verme—, pero yo también esperaba lo mismo. Es decir, que te den un final amargo donde la pareja de enamorados no termina junta, y para rematar que la protagonista hiciese todos esos desastres en vano, parece muy... trágico. Los Romeo y Julieta del futuro.

Dio justo en el clavo.

Una sonrisa maliciosa se apoderó de mi rostro y recordé ese peculiar momento donde Sherlyn y Joseff se quedaron viendo como si en la galaxia entera no existiese vida además de ellos. Ah, claro... y en la que yo fui dotada de habilidades para tocar el violín con nadie. Diría que fue una situación incómoda, y lo habría sido de no ser porque un hombre alto, con el cabello grisáceo y una playera de Deadshot llamó a mi compañero de asiento. Al lado del hombre, una niña de cabello azabache y que cargaba un peluche de osito, le hacía señas con una sonrisa resplandeciente. Joseff volteó a verlos y asintió para decirnos luego que el "Escuadrón Suicida" lo esperaba.

Un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora