Todo eran luces a su alrededor (13)

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                                                                            Capitulo 13

No podía perder tiempo, el hombre de negro, miró hacia abajo y contempló durante unos segundos cómo el auto de Antonia, se hundía en el rio. No parecía muy profundo así que, se dijo para sí” ―¡Mierda, tendré que bajar a ver y comprobar si está muerta!”―Se dijo para sí.

No pudo ser, cuando se disponía a bajar por un sendero detrás del puente, escuchó un chirriar de frenos y al levantar la vista, vio un 4x4 que frenaba de golpe a pocos metros de él. Al ver la baranda del puente rota y paraba en seco, produciendo ese chirriar de frenos que, el hombre de negro había escuchado: No podía perder tiempo así que, se metió de un salto al coche y salió pitando en dirección contraria al 4x4, perdiéndose de vista en la siguiente curva, sin mirar atrás.

Marcelo Pues él, era, no perdió el tiempo mirando quien era aquel   hombre de negro que, huía al verlo llegar, en aquel coche velozmente, la angustia y el miedo por Antonia, le corrían más prisa. Así que, salió corriendo para abajo sin mirar mucho por dónde lo hacía. Quitándose parte de la ropa mientras corría... Al llegar a la orilla del rio no se lo pensó dos veces, de dos  sacudidas se quitó los zapatos y se lanzó de cabeza al agua,”no podía perder más tiempo,” pensaba, mientras buceaba debajo del agua buscando el coche y algún signo de vida dentro...

Nada más llegar al coche se dio cuenta de que, Antonia miraba angustiada por la ventanilla mientras la golpeaba fuertemente con los puños, dejándose llevar por el miedo _Marcelo no podía perder ni un segundo y no lo hizo... Se fue directamente al cristal de la ventanilla y empezó a golpearlo con las dos manos, los puños, los codos... inútil, no había manera.... Intentó tranquilizarse y pensar en lo que había leído sobre el tema ”No se puede salir de un coche que se está hundiendo hasta que éste esté completamente inundado, entonces sí, se podrá abrir las puertas “Le vino todo a la cabeza cómo un flux, así que, tenía que intentar tranquilizar a Antonia para que, reservara fuerzas y oxigeno (que le iban a hacer falta)

Marcelo recordó cuando en casa jugaban a adivinar pelis con los chiquillos y decidió hacerlo igual. Fue fácil, Antonia lo adivinó en seguida (era siempre la mejor en eso)

Así que, se quedó quieta y mirando a Marcelo con mucho miedo en sus ojos y resignación (no quedaba otra que esperar). Puso las palmas de sus manos en el cristal de la ventanilla, Marcelo hizo lo mismo, para inspirarle tranquilidad. No mucho rato, pues, tenía que salir fuera a cada rato para llenarse los pulmones y volver a bajar. “Gracias a Dios, no estaba muy profundo “pensaba aliviado.

Por fin, los doce minutos que tardó en llenarse el coche, le parecieron eternos a los dos.

Marcelo pudo abrir la puerta y tras abrazarse un segundo, salieron seguidamente de allí.

Al llegar fuera se dieron cuenta de que, alguien había llamado a los servicios de urgencias y ya estaban allí en la misma orilla esperándolos. Rápidamente le pusieron una mascarilla de oxigeno a Antonia y a ambos los taparon con sendas mantas, hacía mucho frio y ya había anochecido. Todo eran luces a su alrededor.

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NO HAY DÍAS SIN HORAS    <El cielo fue testigo>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora