NO HAY DIAS SIN HORAS

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          “NO HAY DIA... SIN HORAS”

                                                 (CAPÍTULO  1)

  

  

Alberto  miró el reloj,  el tiempo parecía burlarse de él. Las 17:00 h: Alberto suspiró

 Hondamente y se puso de pie, No llevaba excesivo tiempo sentado pero, parecía hastiado  como si llevara horas  allí. Encaminó sus pasos hacia el largo y estrecho pasillo de su vivienda, una segunda planta, con tres habitaciones, cuarto de baño chiquito, con un plato de ducha miserable pero, que, a él, ya le valía. Una cocina integrada en el salón (tipo americano) no era gran cosa pero, él se decía para sí que, después de vivir amargado

 Durante tantos años con su ex, bien merecía la pena. -empezó a bajar las escaleras de dos en dos (parecía tener prisa) ― ¡buenas tardes, Alberto! ― Escuchó decir a sus espaldas.  ―Cómo siempre, la misma vecina que pareciera que, conocía hasta cuando iba al  baño.

― ¡hola,  josefina! ¿Los niños bien ? ―preguntó automáticamente casi sin pensar, lo tenía tan aprendido ya, que, le salía solo. ―Sí, sí Alberto... Acaban de llegar del colegio y están merendando. ―Contestó Josefina.

―jajá ― rió... sin ganas. La misma respuesta de todos los días (a la misma hora) con una media sonrisa, Alberto giró su rostro para que no viera su sonrisa. Mientras se despedía amablemente ― Hasta luego, josefina, que llego tarde ― ¡chao, Alberto! Bufó― josefina con un mohín de disgusto  “¡y que siempre se le escapaba con la misma excusa! “¿Pero, dónde iba todos los días y a la misma hora? se sentía intrigada josefina. En fin, suspiró y se dijo muy segura de sí misma “Ya caerá” y entró dando un portazo tras de sí...

                                                                       ********************** 

Llegó puntual pese a todo,  “Aunque nadie le fuera echado a faltar si no fuese ido “Pensó Alberto.

Miró hacia la que, años atrás fuera una mansión de una rica y famosa artista Española de cine y televisión que, sin venir a cuento, un día decidió retirarse de todo y crear este lugar, casi un paraíso terrenal ”Para gente bien” nunca pronunciaban “LOCOS” ( la verdad es que era un Psiquiátrico)Y  era carísimo...  sólo unos cuantos privilegiados podían permitirse este lujo  Pensaba Alberto,  mientras caminaba por el caminito de césped perfectamente segado hacía, seguramente, tan solo unas horas  “¡Menos mal, de la póliza de seguro que si no...!” Miró hacia el frente Alberto, parecía buscar a alguien con la mirada.

Había poca gente, normal a aquella hora, aunque casi,

 Nadie acudía ya (por algo les llaman “los olvidados" y con razón. Alberto entró y parecía saber  muy bien a dónde quería ir. ― ¡Antonia! Llamó Alberto.  La susodicha giró la cabeza y enseguida mostró sus ojos azules, limpios y cristalinos...

“nada podían ocultar aquellos ojos... ―Pensó Alberto.   Antonia sonrió levemente, y mostró unos dientes blanquísimos diciendo sin mostrar sorpresa alguna ― Buenas tardes Alberto decía al mismo tiempo que ofrecía su mejilla derecha. ― Como siempre  amigo mío no faltas a tu cita diaria eh ? ―dijo con una sonrisa  triste. ― ¿podría hacerlo sin sentirme culpable después...?. ―Musitó tristemente Alberto.  ―No, amigo mío. ―dijo Antonia ― Pienso que tal y como eres tú, no vivirías tranquilo. Ven, hoy está más tranquilo, será el tiempo. ―Soltó una suave risa Antonia. Alberto la siguió  (como todos los días a la misma hora)”Ella estaba allí... su mirada ausente le indicaba que, efectivamente... hoy, estaba más tranquila. La mayoría del tiempo se la pasaba gritando como una loca. Sus ojos, antaño azules y Verdes, parecían emborronados, como si un Ciclón hubiera pasado por ellos... sin duda, su mente, aunque ida. Sufría... (Inútil tratar de averiguar, hasta que

 Punto era su dolor, no reaccionaba ante nada)  ―"Sofía"―, murmuró Alberto. “nada... ni un brillo, ni reflejo denotó cambio alguno en Sofía. Antonia muy prudentemente dio la vuelta y marchó tan silenciosa como había venido. Alberto se sentó en el banco junto a  Sofía (como hacía cada día) quién sabe si esperando, esta vez sí. “un milagro..."

NO HAY DÍAS SIN HORAS    <El cielo fue testigo>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora