NO HAY DIAS...SIN HORAS( 2)

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                                                                (CAPÍTULO  2)

Alberto, apretaba la mano de Sofía, mientras sus ojos se empañaban en un mar de lágrimas. No sabía porque pero, no podía evitarlo, y ya iban cinco años, desde aquel fatídico día siempre que apretaba su mano sentía como el latir de la sangre de Sofía le hablara... bueno, eran sus sentidos o sus ganas de  que así fuera, seguramente, lo que le hacía creer en ello... Apretó los dientes, Alberto. La rabia recordando...”siempre la misma imagen. "Aquel maldito borracho saltándose el semáforo en rojo y... ”Pero no” sacudió enérgico la cabeza, Alberto. No debo pensar más en eso, El pobre bastardo ya pagó por ello (murió en el mismo accidente) 

Tristemente, Alberto. Alzó los ojos para mirar la profundidad azul de los ojos de Sofía. Ahora, tremendamente vacíos y sin vida, opacos y ausentes. Ni un brillo ni parpadeo denotaban, ni por asomo que esa mujer... estuviera viva. Si acaso, su respiración, pausada y tranquila. Alberto. Quería volver a mirarse algún día, de nuevo en esos ojos... Y de ahí su inagotable amor y paciencia para venir cada día...  a la misma hora.

Cuando volvían del jardín, entraban dentro, e iban directamente hacia la habitación de Sofí. Una habitación muy hermosa y con unos ventanales que ocupaban casi toda la pared que, daba directamente al jardín. Se sentaba tras ella y con un cepillo de púas, [cómo siempre la vio hacerlo a ella frente al espejo de su hogar, La peinaba durante una hora y  media, ella lo hacía siempre así.] Alberto. Mientras la peinaba no dejaba de observarla a través del espejo.”Fueron amantes tantos años...”Recordaba Alberto, No sabía por qué le dio por pensar en ello en esos instantes... La ex mujer de Alberto (por celos) nunca quiso darle la libertad (Y tenía su gracia qué, cuando ya no la necesitaba... ella solita se la dio. ¡Malditas mujeres, que quieren ser dueñas de tu vida! menos mal que dios, no les dio hijos, ¡pobres si así hubiera sido, que mal ejemplo para ellos...! “que poca oportunidad tuvieron de vivir juntos. Se lamentaba Alberto, mientras no dejaba de peinarla. Algunas

 Noches, mientras su ex. (Ni acordarse de su nombre) marchaba con sus amigas. En cómo, ellas mismas decían, “sus escapadas sin marido" ¿qué maridos...? ¡Si todas eran unas perfectas brujas! Alberto se enfadaba por momentos en este punto de su pensamiento.

Alberto, respiró profundamente intentando alejar de sí su enfado y su malestar al pensarlo.

 Hizo que Sofí se Levantara y la sentó de nuevo, en un taburete frente a la  ventana. Llovía fuera... Alberto suspiró, “Con lo que le gustaba a Sofía los días de lluvia" Sonrió, recordando aquel día en que la lluvia los pilló en aquel olvidado pueblo de León ¿Cómo se llamaba...? Ah sí, “ACEBO” un pueblito donde fueron a pasar un fin de semana en que su ex “la innombrable”  estaba al cuidado de su santa madre que, estaba malita en el hospital. (Estábamos enfadados,  así que, no fui ni a verla. “La muy bruja tenía toda la culpa de cómo era su hija”)  aprovechamos Sofía y yo, para escaparnos a ese pueblito de León. “Alguien me había dicho que era precioso y que había unas excelentes casas rurales (como así fue) salvo por las lluvias de las que, nadie nos había avisado, ¡eran terribles! (Por lo menos la que nosotros pillamos) Sin embargo, fue el fin de semana más hermoso de su vida Y para Alberto... la fuente dónde bebía de sus recuerdos, cuando tenía un bajón de moral, no perdía las esperanzas de que, algún día... pudieran repetirlo. Suspiró Alberto. Mientras levantaba la mirada y miraba por la ventana, ya había oscurecido y como todas las noches, a Sofía, tocaba ducharla, darle la cena (poca cosa) pues, vivía apenas de sopas y de verduras pasadas por la exprimidora.

NO HAY DÍAS SIN HORAS    <El cielo fue testigo>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora