NO HAY DÍAS SIN HORAS ( 8 )

3.5K 4 0
                                    

Abrió los ojos, Alberto. Le dolía horrible la cabeza. Por unos segundos, parecía que se iba a volver a desmayar pero, no. Consiguió levantar la cabeza y mirar a su alrededor... Estaba muy confuso. ¿Qué hacía él, en el lugar dónde provocó aquel terrible accidente...? ¿Y dónde estaban los coches? Se sobresaltó al darse cuenta de ese hecho inaudito.  ― ¡No entiendo nada, por Dios! Balbuceó apenas entre dientes.  ―¿Dónde están todos?. ― Dirigió la mirada confundido hacia el lugar dónde dejó los cuerpos de los dos accidentados, una mujer muy hermosa, (se acordó entonces de aquellos ojos horrorizados verde-azules, con esa expresión de terror al ver a su hombre en aquel estado. Totalmente roto y destrozado. ― Intenté por todos los medios pararle la hemorragia del cuello, prácticamente tenía el cuello segado “literalmente”. Le taponé con mis manos todo lo que pude pero, murió en mis brazos... Parecía querer convencerse de ello. ¿Alberto?” ―Me acuerdo también,” Se decía así mismo.  ―Me entró un miedo horrible y quise huir de allí pero, no pude. El rostro bello de aquella mujer se me instaló en la mente de tal manera que, no tuve valor para irme, dejándolos allí... Decidí que, mi vida iba a cambiar. La mente de ¿Alberto? Giraba vertiginosamente, recordando lo sucedido. ―Entonces fue que decidí, coger en brazos al hombre y meterlo en mi coche en el lugar del conductor. Mi coche estaba lo suficientemente destrozado como para que, creyeran que, murió en el choque. Una vez dentro, quité el tapón de la gasolina y luego me fui hacia la parte de atrás, abrí el capó y saqué (siempre llevo de repuesto pues, nunca se sabe) Una garrafa de gasolina. La destapé y la fui derramando por todo el interior del coche y sobre el hombre muerto. Por un momento, sentí remordimiento. Se le veía tan joven... ―me saqué un cigarrillo y lo encendí con mi Dupont de oro (regalo de Isabel) ― ¿Que será de ella? Se preguntó por un segundo Después, creo recordar que, después de un par de caladas al cigarrillo, tiré el resto del cigarro y con el mechero, prendí mi pañuelo y lo lancé al interior de mi coche. “Total, ya  no me iba a servir de nada, estaba destrozado”

―Unos segundos más tarde el coche ardía por los cuatro costados y me fui rápidamente hacia donde había dejado a la mujer hermosa, las sirenas de las ambulancias se acercaban rápidamente. No podía imaginar quien las había llamado pues, allá solo estaban ellos. ”Seguramente algún helicóptero de la policía había dado el aviso y como por allá era imposible aterrizar pues, debían haber avisado para que, vinieran por tierra Pensaba ¿Alberto? Luego quise cogerla en brazos y me dio ese horrible dolor en el pecho que, ya hacía muchos años que no me daba y... ―Pero, se dijo ―”Siempre que, recuperaba el conocimiento se levantaba con cierto dolor de cabeza pero... ¡Se acordaba de todo! Sin embargo esta vez ― ¡No recuerdo nada! ―Se lamentó. ― ¿y ahora qué...? ¿Dónde están todos? ¿Lo habré soñado todo? Se dijo desalentado. No recordaba nada...

                                                  ***************

NO HAY DÍAS SIN HORAS    <El cielo fue testigo>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora