16 - [Final]

739 16 4
                                    

Recuerdo muy bien el día en que conocí a Alex.
Era fines del 2008, estaba en mi primer año de la Universidad, era prácticamente nueva en este mundo.
Los dos coordinamos en una clase y caímos juntos en esta grandiosa amistad. Y reconozco que al principio tuve una pequeña atracción hacia él...
Pasó un año y éramos prácticamente inseparables. Nos juntábamos en nuestras casas, o en un pub del centro. Como los dos no vivíamos en el campus del colegio, viajábamos hora y media para llegar a tiempo a nuestras clases, por lo que también nos tomábamos juntos el tren de ida y vuelta. Habían días en que nos quedábamos en nuestras habitaciones de la universidad, pero como teníamos trabajos en Londres pasábamos las noches en nuestras casas. Si, teníamos habitaciones en el campus pero casi nunca estábamos allí.
Alex vivía solo en un departamento bastante económico en el centro de la ciudad, mientras que yo seguía viviendo con mis padres.

En el tiempo en que estuve estudiando me despidieron muchas veces, ya que llegaba tarde o a veces ni siquiera iba. Había estado ahorrando dinero para mi propio departamento desde los dieciocho años, y con el paso del tiempo los costos aumentaban y se me complicaba aún más conseguir el dinero justo. Por suerte papá me dejaba quedarme en casa...

Alex y yo solíamos contarnos cualquier cosa, hasta que comencé a tener fuertes sentimientos hacia él. Nuestra relación siempre fue confusa, nos tratábamos como amigos y como algo más que eso. Nunca llegué a entender lo que nos pasaba. A veces pensaba que Alex también sentía cosas por mi, pero nunca pude saberlo con certeza.
Y así fue pasando el tiempo, con altos y bajos, con líos y tranquilidades, con besos y con enojos, etc.
Nunca creí llegar hasta el punto de darme cuenta de cuán equivocada estaba. Y eso me hace muy feliz.
Alex y yo estábamos destinados a encontrarnos para hacernos entender que nunca podríamos estar juntos. Tal vez, si las cosas hubieran pasado de otra manera, habríamos terminado juntos. Pero ese es el sentido de la vida, un juego de azar inesperado.
Y me di cuenta de que mi alma gemela era ese chico que cayó del cielo en el momento indicado. Y ahora lo iba a perder por necia...

Mayo 10, 2011

Alex se mordió los labios y lo miró expectante. Su psiquiatra ojeó unas páginas de su cuaderno y luego hizo contacto visual con él.
- Dime, Alex, ¿cómo ha ido todo este mes?- Alex escupió una risotada.
- ¿En serio?- Paul alzó la mirada.- Muy mal, por cierto.
Paul hizo un gesto de sorpresa, aunque en realidad no le sorprendía para nada. Alex venía siempre vendiendo la misma caja de golosinas. Ya se le había hecho costumbre preguntarle el por qué de la cuestión.
Aunque su objetivo al principio era encontrar la manera de detener unos cuantos problemitas de ansiedad, últimamente Paul se había convertido en una especie de confesionario humano donde nadie decía cuantos Ave María tenía que recitar por noche para obtener el perdón de Dios. Y Alex no era precisamente un paciente estándar. Las casi dos horas que pagaba se volvían un calvario, pero Paul no se quejaba mucho.
- ¿Por qué?, ¿Qué es lo que te trae de tan mal humor?
Alex comenzó a jugar con sus dedos, recordándose por qué últimamente estaba tan raro. Buscaba razones...
Y él tenía unas simples razones que cualquier persona podría tratar por su cuenta, pero Alex no era cualquier persona. Alex era un tonto al pie de la letra; un desorientado e indeciso chico de veintitrés.
- Emily...- contestó con la cabeza baja.
Paul asintió y fingió anotar en su agenda. Lo único que tenía eran garabatos y palabras al azar; odiaba su trabajo. Pero como decía antes, no se quejaba mucho.
- ¿Has vuelto a fumar? ¿Sigues con tus malos hábitos? Recuerda que ya hablamos de esto; no es bueno para tu salud física y mental. Te acostumbrarás y pronto terminarás en...
- El cementerio, sí sí. Ya escuché eso antes...- se recostó en el sillón.
- Entonces, ¿Qué sucede con Emily?- preguntó acomodándose los anteojos.
Alex suspiró y esbozó una sonrisa.
- No puedo quitármela de la cabeza. Creo que desde que somos amigos que tengo sentimientos por ella... Y ahora yo soy al que no corresponden.  Y hablando de hombre a hombre, las mujeres no son nada fácil...
Paul asintió con la cabeza y volvió su vista a la hoja pintarrajeada de su agenda.
- Creo que deberías dejar salir al pajarito de su jaula. Tuviste tu oportunidad de ser feliz y de hacerla feliz, ahora llegaste tarde...- soltó de un saque Paul.
- ¿Eres mi amigo, verdad?- preguntó Alex.
- Eres mi paciente y amigo.
- Entonces no me vuelvas a decir lo que ya sé.
- Si ya lo sabes deberías ver la jugada del peón blanco y avanzar con el caballo negro.- dijo como si ya lo tuviera prescrito.
- Deberías dejar de decir bobadas, Poe...

Un Cierto RomanceWhere stories live. Discover now