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Enero 22

1, 2, 3, exploté.

Jane no dejaba de gritar barbaridades de cosas, y Penny mantenía una charla en el teléfono. Mientras que yo me aburría en una esquina, con los ojos sobre la pantalla de mi teléfono celular.

- Entonces, nos vemos en unas horas...- dijo antes de colgar la llamada y pegar un grito.

-¿¡Que paso!?- pregunté exaltada.

- ¡Ya tenemos un show!

Jane se le unió al festejo. Las dos parecían unas niñas en plena mañana de navidad, desenvolviendo sus regalos y jugando con sus nuevos juguetes. Yo me paré decidida a irme, no estaba de humor para fiestas con strippers y alcohol. Aunque ya había tomado alguno que otro vaso de una bebida rara. No tomaba mucha variedad de bebidas alcohólicas, me considero refinada, por lo que mis gustos son mas tirando hacia el vino blanco y la cidra. Una completa aburrida, dirían mis amigas.

- ¿A dónde vas?- preguntó Penny captando mi atención por completo.

La miré y no pude guardarme mi gran sonrisa. Se veía destrozada, en el buen sentido. El cabello alborotado, el lápiz labial corrido, y un aroma a vodka y a cerveza insoportable.

- Iré a caminar y a tomar aire, no tardare mucho- expliqué agarrando mi abrigo.

- Como quieras...- apenas pude entender lo que había dicho.

- ¡Adiós Ems!- gritó Jane desde el baño. Sí, tenía la puerta abierta.

- Adiós...

[...]

-Gracias por venir, Marcus- dijo con una sonrisa.

- No hay por qué...

Marcus era su amigo de prácticamente toda la vida,  sus padres eran amigos y por esa razón ellos dos también. Se llevaban de maravilla, compartían gustos en absolutamente todo, y eran casi inseparables. Pero cuando el reloj los tocó, empezaron a crecer y algunas cosas cambiaron. Como el hecho de que Marcus tuviera que irse a vivir a otra ciudad, por problemas económicos; O que los dos se pelearan por cosas muy estúpidas. Aunque al fin y al cabo siempre se perdonaban y volvían a reír juntos como hermanos del alma que eran. Además, los dos se tenían una confianza inmensa, y un código de hermandad a prueba de balas.

- Dime... ¿Cómo está Jane?- preguntó él, con mucha intriga.

- Bien, por el momento un poco borracha pero bien- dijo con una risita.

- Me alegro por ella...- sonrió con la cabeza mirando hacia el suelo blanco.

Emily lo miró con dulzura. A Marcus le gustaba Jane, aquella pelirroja con pecas en las mejillas, y con una risa muy contagiosa. Pero Marcus no se atrevía a confesarle sus sentimientos, por miedo a perderla. 

- Tienes que decirle lo que sientes por ella...

- Mejor no hables, ¿quieres?- dijo mirándola, haciéndole entender que ella no era la indicada como para hablar de ese tema.

- Lo siento, me había olvidado de mis problemas por un instante...

[...]

Lo único que se veía eran unas luces de color rojo y azul. Patrullas de policía estacionadas enfrente del hotel, y dos chicas riéndose mientras entraban a uno de los vehículos a la fuerza. Emily corrió hacia donde sus dos amigas estaban, sabiendo que esta noche sería muy larga.

Y así fue como unos minutos después, Emily, Jane y Penny viajaban hacia la comisaria en plena noche de un sábado. Al parecer, el stripper traficaba droga, y tenía pensado venderles algo a las dos borrachas. Emily sabía que no tenía que haberlas dejado solas, pero ya era muy tarde. Las dos ahora estaban acusadas por haber ayudado al traficante en un delito que nunca se cometió, ya que ninguna sabía sobre el tema de las drogas ni tampoco le compraron nada. Pero como dije antes, ya era muy tarde.

Un Cierto RomanceWhere stories live. Discover now