Último Capítulo

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Camila's POV

Una de las mejores cosas que tenía Lauren, era la comprensión. Ni siquiera se enfadó por lo que pasó, me dijo que lo comprendía, me besó y a la mañana siguiente se levantó un poco antes para prepararme el desayuno, y así todos los días durante aquél mes.

Una cosa buena de que Lauren fichase por Miami era que vivíamos, literalmente, al lado de la playa. Desde la ventana de nuestra habitación se veía el mar que estaba a unos escasos cincuenta metros, pero nunca podíamos ir. Entre semana yo trabajaba, y los fines de semana Lauren tenía partido. Era increíble que, desde que nos mudamos, habíamos ido unas diez veces.

Por eso, cuando tuvimos un respiro y un poco de tiempo libre, nos pasábamos los fines de semana allí. Ahora Lucy tenía 10 meses, casi un año, y Lauren se entretenía con Maia en el agua.

—Tened cuidado, ¿eh? —Señalé a Lauren con los ojos achicados.

—Venga, Camz, no te pongas así. Sólo voy a tirarla desde mis hombros. —Cogí mejor a Lucy con un brazo y estiré el dedo, moviéndolo de izquierda a derecha negando.

—Ah no. Ah no. En el agua, nada de golpes ni saltos ni nada. —Maia se colgó del cuello de Lauren, dándole un beso en la mejilla.

—No estés triste mamá, podemos jugar con las olas. —Era tan divertido ver a Maia consolar a su propia madre cuando la que debería jugar era ella.

—¡Sí! Las olas son chulas, son más chulas que mamá. —Me miró achicando los ojos, y se fueron más hacia la orilla, para disfrutar de las olas que rompían.

Suspiré, no tenían remedio.

Lucy era la niña más bonita del mundo, justo igual que su madre, con los ojos verdes y unos pequeños hoyuelos en las mejillas. Me pasaría el día mirando cómo se reía, y cómo se mordía el dedo con esos dos dientes delanteros a punto de salir.

—¿Quieres mucho a mamá? ¿Sí? —Besé su mejilla un par de veces, dejándola de pie en la arena. La sujeté de las manitas, y ella alzaba la pierna para dar pasos, aunque cuando notaba el agua levantaba las dos, y yo la sujetaba de las manitas para volverla a poner en el suelo. —Mira, ahí está Maia, ¿quieres ir con ella?

Aaaia. Aia. Aaaaaaaa. —La señalaba con el dedo y chapoteaba con el pie en el agua. Lauren y Maia saltaban las olas, y cogía a la pequeña por los costados para sacarla del agua y tirarla al agua. Salía volando casi literalmente, era tan pequeña que creía que se iba a romper en cuanto tocase el agua, pero no lo hacía.

Luego salieron del agua, y se pusieron a hacer castillos de Arena. Lucy estaba al lado de Maia en cuclillas, y se abrazó a su cuello soltando aquellas carcajadas contagiosas. Maia estaba tan cansada de Lucy que ya ni siquiera se quejaba, sólo le daba un besito en la mejilla y jugaba con ella.

—Mira Lucy, esto es una pala. —Le puso la pala en la manita. Yo estaba sentada a su lado, y Lauren al otro, haciendo un montón de arena.

Aiaaaaa. —Dio golpecitos con la pala en la arena, que golpeó accidentalmente en la mano de Maia.

—Auch. —Frunció el ceño, y le quité la pala a Lucy negando.

—Ah, ah. A la hermana besitos. ¿Le das un besito? —La palabra besito, para Lucy, era abrazarse al cuello de Maia, a su pierna, babearle la cara, echarse encima de ella, pero por supuesto Maia nunca se quejaba. Era su hermana pequeña, y aunque fuese pesada y a veces le hiciese daño, la quería.

Lucy se abrazó a su cuello, y Mai la abrazó, dándole un besito en la frente. He de decir que en ocasiones había llorado viendo a Maia dormir abrazada a Lucy en el sofá. La pequeña se acomodaba entre sus brazos, como si fuésemos Lauren o yo, y dormía la siesta con su hermana.

a coat in the winter; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora