Capítulo 49

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Lauren's POV

—Mami, se parece a donde vivíamos antes. —Maia miraba por la ventana del coche con los ojos bien abiertos y las manos pegadas al cristal. Llevaba uno de aquellos gorritos que ahora ya nunca usaba, blanco con una bola de lana en la punta.

Camila miraba su móvil porque según decía no paraban de llegarle mensajes de sus padres, no quería bloquearlos pero yo le repetía una y otra vez que lo hiciese.

—Sí, Mai, aquí también nieva. —Sonreí mirando con ella la estampa de la ciudad totalmente nevada. Zúrich estaba vestido de blanco para nosotras.

—¿A que es bonito, Maia? —Camila se acercó a nosotras poniendo las manos en los costados de la pequeña que asentía con alegría.

—Mucho bonito. —Torcí el gesto con una sonrisa, frunciendo las cejas al escuchar a mi hija.

—Muy bonito. —La corregí. Maia se volvió a sentar en el asiento jugando con sus guantes, que al parecer no le gustaban nada.

—Muy bonito.

Maia había decidido de una forma directa y sin dudas que quería dormir con sus abuelos en el hotel, y ellos ni siquiera se plantearon un no como respuesta. A la pequeña le gustaba dormir con el abuelo Mike, incluso en la playa cuando mi padre se echaba una de sus siestas bajo la sombrilla ella se tumbaba a su lado, o en su defecto encima de él, y dormían un rato.

Camila y yo podíamos disfrutar de un momento de tranquilidad antes del evento, pero ella se miraba delante del espejo con la camiseta subida por encima de la tripa. Ladeó la cabeza con una mueca, poniéndose de perfil frente al espejo. Mientras, yo estaba tumbada en la cama intentando mantenerme despierta.

—Laur, ¿tengo mucha tripa? —Desvié la mirada de mi móvil hacia su vientre y negué. Era una de esas embarazadas adorables que normalmente sólo eran las famosas.

—En absoluto. —Negué por completo cerrando los ojos.

—¿Crees que me quedará bien el vestido? Las mujeres de todos los jugadores van perfectas, y yo voy...

—Embarazada, tú vas perfecta embarazada. —Cerré un poco los ojos hundiéndome en la cama, queriendo descansar, pero entonces Camila se tumbó a mi lado. —Qué pasa...

—¿De verdad piensas que estoy bien? —Solté una risa sin abrir los ojos. No se cansaba nunca.

—Claro que sí, Camz.

Ella se acomodó contra mi cuello, con su tripa rozando mi costado. Puse la palma encima del vientre; tersa y suave, dándole suaves caricias hasta que el cansancio pudo conmigo y caí rendida.

*

Y la verdad era que Camila estaba despampanante con aquél vestido color salmón; era bastante largo y llevaba una pequeña cinta entre el pecho y el vientre, para acentuar bien la tripa. Además, Camila tenía el pelo totalmente liso y el maquillaje hacía que yo me quedase embobada mirándola. Estaba claro que tenía buen gusto en eso de elegir pareja.

Mientras que yo llevaba un mono negro de traje*, tacones y el pelo liso, sin peinar mucho porque lo odiaba, prefería llevarlo así, donde pudiese moverlo de un lado a otro si estaba insegura de cómo lo tenía.

—Vas muy elegante, ¿eh? —Mi padre frunció el ceño mirándome con una sonrisa. —Por cierto, ¿qué es esto? —Del bolso de mi madre sacó una revista enrollada. Oh no. Al abrirla en la portada salía yo tumbada en una cama, en ropa interior de Calvin Klein. Un sujetador gris de algodón y la parte inferior igual, el pelo ondulado, casi despeinado y... Nada más.

a coat in the winter; camrenWhere stories live. Discover now