Malfoy. || D.M

Capitulo 34.

NARRA LARA.

Definitivamente.

Esto no me agrada... En lo mas mínimo.

Draco hizo una obligada reverencia por cortesía antes de extender su mano para tomar la mía y empezar este maldito baile de una vez por todas.

Cuando su pálida mano se encontró frente a mí alce la mía para colocarla encima.

Desearía no haberlo hecho.

Ese tacto tan familiar... Cálido... Agradable... Tan característico de él eso de ser amable con los que de verdad lo conocían... Espero que eso se acabara conmigo o no podría soportar ni un segundo más.

Me guío hacia el centro del salón, una vez ahí su otra mano se dirigió a mi cintura.

¿Yo?

Bueno... Yo puse mi mano libre en su hombro como se acostumbra a hacer... Una vez más me sentí acorralada.

No.

Se.

Bailar.

Muy.

Bien.

-No te preocupes... Solo... Yo te guío...- susurro cerca de mi oído, causándome un escalofrío.

Suspiré.

No podía hacer nada más, no hablaría con el como si nada hubiese pasado.

Sé que pensaran que soy una estupida porque un par de niños de 13 años no pueden estar enamorados y pelearse así como así porque se creen que juegan con los sentimientos del otro.

Pero bueno, en esta vida hay de todo.

Esperaba que el baile acabará pronto, pero Draco solo hacía que los pasos fueran lentos y eso demoraba más el momento de irnos.

Su mano se apretaba en mi cintura cada vez que debía girar.

1, 2, 3...

Cuando los violines se detuvieron Draco me soltó la cintura y tomo mi mano para depositar un beso en ella.

Como lo odio.

Regresé cabreada a mi puesto, toda mi familia estaba sentada, quedaba el puesto a lado de Thomas, camine hacia él mientras mi gemelo "amado" me daba una sonrisa burlona.

-Tu.Callate.- le dije mientras me sentaba y buscaba algo interesante en medio de todo el revuelo que se formaba mediante el baile en el que se sumaban los integrantes de diferentes familias.

-Ese... Oye... ¿Esa no es la chica con la que Malfoy está ahora mismo en algo así como una relación?- Thomas me dijo mientras señalaba disimuladamente hacia el fondo del salón.

Y ahí estaba esa maldita... Maldita... No sé cómo llamarla sin ofender a tantas personas llamadas con razón con esos... Seudónimos se podría decir... No... Era una desgracia para el mundo.

Se encontraba hablando con Seamus, que claramente se encontraba incomodo, le sonreía y estaba a punto de poner sus asquerosas garras de bruja (las de la verruga en la nariz y la piel fea) en el.

No sé cómo ni cuándo me levante de mi silla y me dirigí hacia esa parte del salón.

Cuando llegue tome la mano de Seamus y camine con él por una de las esquinas del salón que se encontraba despejada.

-Gracias... Enserio... Yo...- empezó a balbucear nervioso.

-No es nada, no tienes la culpa de que la tipa esa se te acercará para... Pues hacer lo que sea que quisiera hacer.- dije restándole importancia aunque la sangre me hirviera y sintiera al mismísimo diablo creciendo dentro de mi.