XII

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Tanto Clarisse como Reyna se quedaron en el camerino observando a Percy, el chico se había mantenido en silencio. — No me gusta esto — murmuró Clarisse al notar lo caliente que estaba su frente.

— Iré a ver si ya vamos a llegar, nos hemos tardado bastante — añadió Reyna, se suponía que ya debían de haber llegado a la isla donde estaba el vellocino.

La chica se encontró a Annabeth y Hylla enfrente del timón, ambas estaban en silencio. — ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué aún no llegamos? — pregunto Reyna, aunque le preocupaba era la mirada nerviosa que tenía su hermana.

— Es lo que no se, tome el camino que nos dio Circe — añadió Hylla nerviosa. Reyna suspiro pesadamente antes de observar el horizonte, y ver aquella neblina a la cual se estaban acercando.

— Debemos de dar vuelta y regresar — dijo Reyna de pronto, — Nos estamos dirigiendo al terreno de las sirenas.

— No podemos regresar — añadió Hylla frustrada, — Si lo hacemos nos podemos encontrar con Enio.

Reyna suspiro pesadamente, solo tenían aproximadamente unos diez minutos antes de que llegarán al territorio de las Sirenas, — Iré a buscar algo para que podamos tapar los oídos — dijo Reyna mientras se adentraba en el barco. La chica buscaba desesperada por los camarotes intentando encontrar algo, hasta que logró encontrar un rollo de papel. Arranco unos trozos antes de ir al camarote donde estaba Clarisse cuidando de Percy.

— Ten, colócate esto en los oídos, cierra la puerta, no salgas y no dejes que nadie entre — dijo la chica entregándole los trozos de papel. — Estamos a unos minutos de entrar al territorio de las sirenas, cuida de Percy.

Clarisse sólo pudo asentir, ya que Reyna abandono la habitación antes de que pudiera decir algo. Ya cuando llegó a la cubierta se encontró a su hermana con las cuerdas que habían usado antes, Reyna les entregó los trozos de papel, de inmediato las chicas se lo pusieron en los oídos. Cada una de ellas se amarro una de sus manos a los barandales del barco, se mantuvieron en silencio mientras con su mano libre sujetaban sus armas, el barco lentamente se fue adentrando en aquel lugar hasta que la neblina les hizo imposible que pudieran ver más allá de su nariz.

Las chicas se mantuvieron en silencio y aunque no podían oír nada, eso no podía evitar el nerviosismo. De pronto una sacudida en el barco casi las tira al suelo.

Salto de línea

Clarisse cerró la puerta tan pronto salió Reyna de la habitación, se colocó el pedazo de papel en los oídos, pensó por un momento si debía colocarle también a Percy, pero él se mantenía con los ojos cerrados, ajeno a todo lo que estaban pasando. Pasaron unos minutos tan largos hasta que toda la habitación quedó en penumbras, la chica se coloco enfrente de la bañera sujetando con fuerza su espada, estaba más que dispuesta a atacar a cualquier criatura que entrará en la habitación. De pronto el barco se sacudió un par de veces haciendo que la chica cayera al piso, lo primero que reviso es que Percy siguiera aún en la bañera.

— ¿Qué Hades pasa? — murmuró la hija de Ares con nerviosismo, el barco se seguía sacudiendo violentamente logrando empapar a la chica, la cual intentaba mantener a Percy adentro de la bañera. 

En la cubierta las tres chicas se mantenían de pie, pero la situación no le agradaba nada a ninguna. Reyna se mantuvo con su arma lista pensando en un par de ocasiones que había visto algunas sombras recorrer la cubierta del barco, pero no sabía si eso era producto de su imaginación ya que no podía distinguir mucho debido a la neblina, solo podía sentir las olas del mar que golpeaban con más fuerza al barco haciendo que la chica tuviera que sujetarse con ambos brazos de los barandales para no caer al piso. Las olas de mar golpeaban con más fuerza la embarcación incluso hasta llegó a mojar a las chicas, "Por Hades, ¿Qué tan grande era el territorio de las sirenas?" se preguntó Reyna esperando que pronto pudieran salir de aquel lugar pero conforme más se adentraban en aquel sitio las olas golpeaban con más fuerza el barco haciendo casi imposible que se pudiera mantener de pie, justo en ese momento le pareció ver a un anciano parado en medio de la cubierta, llevaba un báculo en la mano con el cual parecía dirigir el barco en aquel sitio, una nueva ola golpeó la embarcación haciendo que perdiera el equilibrio una vez que se recuperó, busco nuevamente al anciano, pero este había desaparecido, "¿Acaso se lo habría imaginado?" Pensó la chica, pero algo en su interior le decía que lo que había visto en aquel lugar era cierto, fueron los minutos más largos para la chica, pero después de unos minutos la neblina fue disminuyendo hasta que pudieron observar lo que estaba a su alrededor, tanto su hermana como Annabeth estaban mojadas y ambas chicas parecían bastante nerviosas.

Percy Jackson El Hijo de la CazaWhere stories live. Discover now