V

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Percy se despertó sobresaltado, era una de las peores noches que había vivido, estar en el Inframundo, era como si estuviera viviendo en una de sus peores pesadillas y lo peor es que esta era la primera noche de muchas qué le faltaban.

— ¿Estás listo? — pregunto Perséfone entrando en su habitación, — ¿Problemas para dormir?

Percy asintió pesadamente, no entendía como es que alguien podía vivir ahí. — Este lugar es muy tenebroso — murmuró, esperando no ofender a la Diosa. Para su fortuna esta soltó una carcajada, aliviando un poco el nerviosismo del chico.

— Es horrible este lugar, no te preocupes a todos nos cuesta trabajo acostumbrarnos — añadió Perséfone con una sonrisa, — Vamos Percy, hoy comienza tu entrenamiento y no creo que quieras llegar tarde.

El chico asintió, antes de levantarse pesadamente de su cama, si su habitación era horrible, recorrer aquel palacio en verdad era algo espeluznante, todo el aspecto lúgubre y tenebroso no le agradaba nada.

— Aquí es donde vas a entrenar, no debes preocuparte por usar tus poderes, aquí nadie podrá percatarse — dijo Perséfone para después abrir la puerta de la habitación.

Una vez que entró en la habitación se sorprendió de lo grande que era, por fuera parecía que se trataba de un lugar pequeño. En medio de la habitación estaba un hombre vestido de militar quien jugaba tranquilamente con su cuchillo, su aspecto era duro, tan pronto como lo vio el hombre sonrió. — Señor Ares — dijo Percy haciendo una reverencia al Dios de la Guerra.

— Vamos niño no seas tan formal, no creas todas las historias que te ha contado el tonto de Apolo — dijo Ares con una sonrisa. — ¿Qué aprendiste con Hermes?

— A defenderme, ser más rápido para esquivar y anticipar los ataques — respondió animado, estaba más que curioso por saber cuál sería su entrenamiento.

— Conmigo aprenderás a usar todo tipo de armas, ¿Cuál es tu arma? — pidió Ares guardando su cuchillo.

Percy asintió mientras sacaba sus cuchillos de caza, — ¿No tienes espada? — pidió Ares, Percy negó rápidamente, — Los cuchillos de caza son buenos, pero es mejor que tengas un arma principal.

Percy guardo sus cuchillos antes de sacar su arco ganándose otra negativa de parte del Dios de la Guerra.

— Se que las cazadoras son unas exelentes guerreras, pero debes aprender a usar otras armas. Al usar una espada o una lanza mantienes una distancia contra tu rival, mientras que con los cuchillos, este se encuentra más cerca y eres más fácil de que te dañe — explicó el Dios, Percy se mantuvo en silencio nunca se había puesto a pensar en eso. Ares sonrió tranquilamente antes de chasquear los dedos evocando un par de cuchillos de caza para después entregárselos al chico. Percy los examinó y no encontró nada diferente a los que tenía a excepción de que estos tenían el símbolo de Ares. — Toca el símbolo.

Percy lo presiono transformando a estos en una lanza, — Cada que lo presiones, se convertirán en una arma diferente, ahora espero que estés listo — Ares arremetió contra Percy, el chico levantó su lanza evitando el ataque antes de intentar golpear al Dios pero este respondió golpeando al chico en los pies. Una vez en el suelo Ares intentó atacarlo pero el chico dio un par de patadas alejando al Dios lo suficiente para poder levantarse. Tan pronto como se recuperó Ares, arremetió nuevamente contra el chico, el cual apenas y pudo detener los ataques.

Percy arrojó una ráfaga de agua logrando que Ares perdiera el equilibrio, volvió a presionar el símbolo convirtiendo la lanza nuevamente en unos cuchillos de caza antes de colocar estos sobre la garganta del Dios, — Eres bueno niño,  aunque como te lo explique antes, tus cuchillos te vuelven vulnerable — dijo Ares señalando el pecho del chico, donde estaba la espada del Dios.

Percy Jackson El Hijo de la CazaWhere stories live. Discover now