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En las profundidades del Tártaro, donde incluso ni los monstruos o Titanes más fuertes se atrevían a entrar, en aquel lugar donde la obscuridad reinaba; un majestuoso palacio sobresalía en aquel sitio tan aterrador.


El antiguo palacio del Primordial del Pozo estaba casi vació a excepción de la mujer que se encontraba en silencio observando el paisaje que ofrecía uno de los enormes ventanales de aquel palacio, unos pasos resonaron en aquel lugar haciendo un eco en cada uno de las habitaciones de aquel sitio, aunque la mujer se mantuvo en su lugar, observando con cierto interés aquel obscuro paisaje.

— El niño, ya va rumbo al Mar de los Monstruos — informo la mujer que acaba de llegar, su incomodidad se podía notar, a pesar de la penumbra que las rodeaba, incluso para ella que era una Diosa Guerrera, que era conocida como la Destructora de Ciudades, aquel sitio la incomodaba.

— ¿Deimos y Fobos ya iniciaron su misión? — pregunto la desconocida sin voltear a ver a la recién llegada

— Así es Señora, ellos han empezado con sus tareas — añadió Enio, mientras de las sombras emergía un hombre vestido con un traje negro.

— Los Titanes siguen buscando pero no han encontrado nada — informó el hombre con su voz áspera. — Creo que sería más fácil si Tártaro nos ayudará, es su pozo después de todo.

— No, sigan buscando Erebus deben darse prisa — añadió la desconocida, el hombre parecía molesto pero se quedo en silencio antes de abandonar la habitación.

— Es momento de que vallas al Olimpo, y le adviertas a Zeus de la existencia del hijo de Poseidón.

— ¿Pero eso no pondrá en peligro al niño? — respondió Enio, pensó que el niño era de importancia para los planes.

— Ha llegado el momento de probar al niño, además tú serás la encargada de intentar matarlo, así que todo seguirá de acuerdo con el plan — respondió la desconocida tranquilamente.


— ¿Intentarlo? — pregunto Enio, tratando de no sonar tan molesta.

— Así es, los planes de mi marido deben de iniciar pronto, solo recuerda no hacerle nada a la chica que lo acompaña, ella es nuestra aliada — dijo la desconocida, Enio solo asintió antes de desaparecer e ir Olimpo.

A diferencia del Pozo, el Olimpo era un lugar tranquilo y luminoso, aunque en los últimos años había estado más tiempo en Tártaro que algún otro sitio, ella caminó tranquilamente por las calles del Olimpo, ignorando las miradas que le lanzaban los habitantes de la ciudad. Rara vez, se veía a un Dios Menor, en aquel reino, pero ella continuó su andar hasta que se detuvo enfrente al palacio de Zeus. Tan pronto como entro se encontró a Hera y Zeus sentados en sus respectivos tronos.

— ¿Qué haces aquí? — pregunto Hera, viendo con molestia la interrupción de Enio.

— He venido a advertirle al señor Zeus, del plan que tiene Poseidón para derrocarlo — dijo Enio, el Rey de los Dioses se levantó de inmediato de su trono sin dejar de sujetar su rayo maestro.

— ¿De qué hablas? — pidió Zeus. — Y solo espero que este no sea un juego.

Pero Enio se mantuvo en silencio sonriendo maliciosamente, tenía razón Deimos y Fobos era tan fácil manipular al Rey de los Dioses, — He encontrado al hijo de Poseidón, él se dirige al mar de los monstruos para rescatar el Vellocino de Oro — dijo Enio sin dejar de sonreír, Zeus sujeto su rayo maestro con más fuerza, — También se de los Dioses qué lo han estado ayudando para mantener oculto a su hijo.

Percy Jackson El Hijo de la Cazaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن