Capítulo 38.

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Semana 27.

Nada había cambiado en lo absoluto. John seguía llorando y drogándose cada que podía, George y Ringo seguían lamentándose todos los días, no había sabido nada de Freda o Jude y me sentía igual de solo. 

   Solo nos teníamos Paris y yo. Sus patadas cada vez comenzaban a ser más frecuentes y dolorosas, pero no por eso menos mágicas. Algunas veces me sentía tan solo y miserable que mis ganas de llorar por horas eran casi inevitables, pero siempre pensaba en Cacahuatito, y eso ayudaba. 

    Me emocioné mucho cuando Johan me llamó diciéndome que había conseguido una máquina nueva directa desde Estados Unidos que podía grabar el sonido del corazón del bebé, podría tener una grabación del corazón de mi hijo, y eso era algo increíble. Pero cuando intenté decírselo a John, este ni siquiera me dejó hablar. -¡Vete de aquí!- me gritó en cuanto abrí la puerta -P...pero John...- titubeé. Este se encontraba con una jeringa en su brazo, sabía muy bien que era droga, y sabía también lo irritante que se ponía John si lo interrumpía en sus viajes, así que cerré la puerta. 

    Había temido esto tantas veces... desde que supe que podía crear vida había temido que perdonar a John implicara enamorarme más de él, para que un día simplemente me tratara como a Cynthia. Me obligué a secar mis lágrimas y subí a mi habitación, sabía que la muerte de Brian le dolía, pero nunca pensé que la tomaría contra mi. 

   -Paul ¿Podemos hablar?- me preguntó Ringo, cuando me lo encontré en el pasillo de la casa -Claro, Ringo ¿Qué quieres?- me obligué a sonreír fingidamente, Ringo señaló mi habitación y de inmediato ambos entramos, me senté con mucho cuidado en mi cama y Ringo a un lado de mi. -Sabes que Mo' está a punto de dar a luz...- comenzó a explicarme, pero ya sabía a que iba todo esto, así que lo interrumpí -Te irás ¿Cierto?- Ringo asintió -Está bien, debiste de estar con ella desde el principio- 

     -George se quedará contigo, para supervisar que nada malo te pase a ti o a John...- continuó Ringo -Volveré aquí en cuanto pueda, te lo prometo- Este me dio una pequeña palmada en la espalda -No, no vuelvas, Ringo, debes de estar con tu familia, igual que George, que por cierto sé que estás detrás de la puerta del baño- Ringo soltó una carcajada, seguida del rechinar de la puerta, dejando ver así a George ligeramente sonrojado -Perdón por eso- se disculpó, sentándose a un lado de Ringo. 

    -Está bien, chicos, de cualquier forma quería hablar con ustedes. No deberían de haberse quedado conmigo, nunca- comencé a susurrar, de inmediato noté como Ringo iba a protestar, pero lo callé con la mano -No, déjame terminar. Ustedes estuvieron ahí cuando lo necesité, cuando me encontraron tirado en el baño cubierto de sangre no me juzgaron por haberles gritado, y cuando se enteraron del embarazo siempre estuvieron ahí, incluso estoy seguro de que John jamás se hubiera enterado de esto si no hubiera sido por ustedes, y aún así, cuando John volvió de España siempre estuvieron ahí para defenderme de él, dejando a sus familias de lado, y sé que eso les ha traído problemas en sus matrimonios, y por eso mismo insisto en que deben de dejar de cuidarme ahora, George, debes de volver con Pattie, y tu narizón, debes de ir a cuidar a tu hijo y estar junto a Mo' cuando llegue el segundo. Les prometo que estaré perfectamente bien- 

   Ambos parecieron dudarlo un momento, pero terminaron asintiendo -Extraño mucho a Pattie- susurró George -Ya no soporto los ronquidos de Ringo- comentó con cierta gracia, haciéndonos reír a todos -Si, yo tampoco soporto ya el olor a comida que despide la cama de George- continuó Ringo -¡Ven! Deben de estar con sus familias, no se preocupen por mi- 

    -De acuerdo... prometo que estaremos aquí para el nacimiento, no te desharás de nosotros tan fácilmente- explicó George, poniéndose de pie -Tiene razón, estaremos aquí desde el primero de noviembre para apoyarte en el parto, seguro que te va a doler bastante- agregó Ringo, haciendo que pasara saliva notoriamente -¡Es broma! Aunque te duela mucho estoy seguro de que valdrá la pena para que puedas conocer a Cacahuatito- 

    -Cierto, se me había olvidado decirles que su nombre es Paris- Ringo y George se miraron un poco extrañados cuando les dije el nombre -¿Paris? ¿Por qué Paris?- preguntó George -Eso es una larga historia..- suspiré pesadamente -Pero ya, basta de la cursilería ¡A sus casas!- comencé a darle empujones a George y Ringo, hasta que llegamos a la sala -¡Oye, Paul! ¡Mis cosas, mis guitarras! ¡No puedo irme así!- gritó George, una vez que abrí la puerta -Te las enviaré con John, por ahora solo regresa a casa- le dije, dándole un empujón a cada uno para sacarlos de la casa Beatle. 

   -¡Te voy a extrañar, Paul! ¡Y a Cacahuatito también!- se quejó Ringo -Se llama Paris, idiota- lo regañó George, haciéndome reír. Ambos comenzaron a llorar y se abalanzaron contra mi para darme un abrazo -Chicos, se irán dos meses, no están en mi funeral- bromee un poco, cuando nos separamos. Estos asintieron, limpiando sus lágrimas y se despidieron de mi. Cerré la puerta, y ahora la casa Beatle se escuchaba tan sola...

The little Beatle. [McLennon] [MPREG]Where stories live. Discover now