Capítulo 22.

2.2K 271 92
                                    

Abrí los ojos lentamente, siendo deslumbrado por una enorme luz blanca sobre el techo, hubiese pensado que estaba muerto de no haber sentido que mi mano estaba entrelazada con otra, una vez que me acostumbré a la luz, giré la cabeza para saber a quién estaba sujetando, y casi se me cae el alma al piso al ver que era John, y estaba dormido sobre un sillón en una posición nada cómoda.

   Rápidamente tuve el impulso de quitar mi mano, haciendo que John despertara —¡Paul!– dijo rápidamente, mirándome con lágrimas en los ojos, que no sabía si eran por mi despertar o por que tenía sueño —Iré por el doctor ¡No te muevas!– me ordenó y salió corriendo en dirección a la puerta. Me costó un momento entender que era lo que estaba pasando y en donde estaba, pero en cuanto lo entendí rápidamente pasé mi mirada por mi vientre ¿Seguiría ahí?

   John entró junto con un médico mucho mayor que el doctor Smith, tenía el cabello semi-canoso y parecía impresionado al verme, después de ellos dos entraron Ringo y George, junto con Brian, que parecía ser el único en la habitación que estaba furioso —¿Como se siente, señor McCartney?– me preguntó, inspeccionando los aparatos que estaban conectados a mi ¿Como me sentía? ¿De verdad importaba como era que me sentía? —¿Qué pasó?– pregunté, percatándome que mi voz sonaba ronca y cansada —Tuvo un aborto espontáneo– explicó el doctor —Fue causado por alguna emoción muy fuerte y cargar demasiado pesado para su estado– pasé mi mano por mi vientre, temiendo hacer la pregunta, pero quería saberlo —¿Qué le pasó a... Cacahuatito?– Ringo y George sonrieron al escuchar el apodo, y es que no sabía como más referirme a él.

   Sentí como si los segundos pasaran más lento, para finalmente escuchar la voz del médico diciendo —Está bien, logramos salvarlo– me informó con una sonrisa, haciendo que soltara un suspiro —Pero ahora está completamente prohibido que usted se esfuerce demasiado o tenga emociones fuertes, además de que tendrá que llevar una dieta y cuidados muy especiales– encontré la mirada de John entre todos los pares de ojos que me miraban, y al contrario de lo que pensaba, este parecía atento a todo lo que estaba diciendo el doctor, miradas se cruzaron un momento, John me sonrió y me echó su mirada de "Ya hablaremos luego" —Su embarazo es de muy alto riesgo, señor McCartney. No sabemos como puede reaccionar su cuerpo al bebé, quizá sería mejor que abortara–

    —¡No!– gritamos los cuatro beatles al unisono —Si lograron salvar al bebé será mejor que lo tenga– dijo Ringo —Nosotros hemos estado cuidando a Paul desde que nos enteramos de esto, podemos seguir haciéndolo– dijo George —Y que bien lo han cuidado– dijo irónicamente John, girando los ojos —¡No fue nuestra culpa! Fue culpa de Jane– se defendió Ringo. —¿Y han pensado que demonios van a hacer con The Beatles?– preguntó Brian, que no parecía nada feliz —Chicos, gracias por intentarlo, pero Brian tiene razón, ustedes deben de seguir con la banda– hablé, ya que al parecer nadie me estaba tomando en cuenta —Podemos hacerlo, podemos cuidarte y estar en la banda– se apresuró a decir George —Pero el señor McCartney no puede seguir viajando constantemente– apeló él doctor —Entonces al demonios los conciertos– contestó John —¡Pero ya estábamos organizando una nueva gira!– gritó Brian, que había comenzado a poderse rojo del coraje.

    —La banda es mía, lo olvidas ¿Eppy?– preguntó John seriamente, Brian parecía estar aún mas furioso con él que con cualquier otro. Este soltó un bufido y salió de la habitación refunfuñando —Entonces está decidido, señor McCartney, en breve le enviaré con una enfermera una agenda con todas sus citas y las medidas necesarias– el doctor me sonrió y salió de la habitación.

    —Jude se pondrá muy feliz cuando le digamos que ya despertaste, Paul– me dijo George —Estaba muy preocupado por ti, no ha dejado de preguntar como estás– sonreí ligeramente, y George y Ringo parecieron entender que quería estar solo, ya que se miraron un poco y asintieron —Estaremos afuera, puedes llamarnos si nos necesitas– se ofrecieron, fulmaninado con la mirada a John. Estos se dieron media vuelta y se apresuraron a salir, y no fue si no hasta que escuchamos la puerta cerrarse por tercera vez que John y yo nos miramos. Oh, esto se iba a poner feo.

The little Beatle. [McLennon] [MPREG]Where stories live. Discover now