~"Oh, mon Dieu"~

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La música empezó a retumbarle en los oídos, el ambiente del restaurante cada vez le parecía más recargado y abrumador. Afuro miraba su copa de vino vacía, y estiró un poco el brazo hasta alcanzar la botella que había acabado por pedir. Estaba casi vacía. Se echó lo poco que quedaba y se la bebió de un solo trago, ya ni siquiera le afectaba el calor de su garganta, hasta le parecía agradable. Se sentía inestable, como si en cualquier momento fuera a caerse al suelo y allí esparcir todo lo que había echado en su estómago, que básicamente era alcohol y algún que otro trozo de pan que había cogido para sentirse menos vacío. Sus pulsaciones eran aceleradas en algunas ocasiones, pasivas en otras, otra veces creía que habían desaparecido y se tapaba los oídos para comprobar que su corazón seguía palpitando. Estaba totalmente aturdido. Y borracho, muy borracho. Atsuya le miraba, tomando pequeños sorbos de su copa de vino casi intacta.

—Atsuya... me... dame...— dijo sin poder articular bien las palabras, señalando la copa de vino que acababa de soltar.

—No vas a beber más, rubito— le respondió cortante, cogiendo de nuevo la copa y bebiéndosela—. Vas a potar muy pronto.

—Deja de beber idiota, era pa...para mí— se apoyó con los brazos sobre la mesa y le miró intentando alcanzar un mechón de su pelo, soltando una risa que dejaba escapar su aliento ebrio— Atsuya~

—Afuro, por favor— susurró.

Cuando alcanzó el mechón de su pelo, sonrió y le pareció adorable el sonrojo que se formó en sus mejillas. Enrolló en sus dedos el pelo rosado de Atsuya y luego empezó a reír como un histérico. Parecía que estaba loco, en sus ojos se reflejaba la euforia que el alcohol le estaba haciendo sentir. Atsuya alcanzó con la mano la del rubio, provocando que sintiera una descarga eléctrica.

—Dame más vino— le pidió arrastrando las palabras.

—No— negó Atsuya varias veces—. No hay más alcohol, ahora vamos a casa.

—No quiero ir a casa, Emma me espera allí, y yo no quiero escucharla de nuevo, siempre se queja de que vive muy lejos como para que nos veamos, y que no hago nada por cambiarlo, y yo no puedo irme a Le Louvre de Saint Gilles— dijo poniendo el acento francés, aunque se veía afectado por el alcohol igualmente—. Eso está en Francia, ¿sabes? Y yo no me puedo ir a Francia porque tengo trabajo, y tengo un trabajo importante...

En ese momento, las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas, y sollozó como nunca, llamando la atención de varias personas a su alrededor. Soltó el mechón de pelo que había agarrado de Atsuya y luego, se secó las lágrimas con las palmas de las manos, con torpeza. Sentía que el mundo se le venía encima, ahora no se encontraba en el presente. Recordaba con tristeza, que no podía ver a Emma, que estaba muy lejos, y que el día a día siempre se le hacía cuesta arriba al pensar en que ella no estaba a su lado. Y como no estaba en el presente, y estaba bajo los traicioneros efectos del vino, seguía pensando que Emma estaba allí, en Le Louvre de Saint Gilles, que seguiría esperándole para poder llamarle cuando volviera a casa, y que hablarían, balbuceando mitad japonés y mitad francés, lo que habían hecho durante el día. La risa de la chica resonó en su mente, y luego, un grito. Y otro más. Los recuerdos de su muerte aún le acechaban a pesar de que nunca fue testigo de ella, se arremolinaban en su mente, se le clavaban como cuchillas. Y antes de darse cuenta, ya estaba aclamando por verla de nuevo, y maldiciéndose porque ella, precisamente hubiera salido de su vida, el mismo día en el que se iban a ver en persona por segunda vez desde que se conocían. Tan sólo conservaba una imagen junto a ella, una sola, porque era la única que se habían hecho, de aquella única vez que pudo tocar sus manos y oír el acento francés que tanto le gustaba, pero esa vez, en su oído. Lloraba sin cesar y casi no se dio cuenta de cuando Atsuya se levantó hasta cogerle de los brazos y levantarle, dejando el dinero para pagar la cuenta sobre la pequeña bandeja plateada, y pasando el brazo de Afuro sobre sus hombros para salir del local.

¿Por qué... tú? | Inazuma ElevenTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon