~El plan~

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A las cinco y media de la mañana, sus cabellos rubios cayeron sobre su rostro cuando se dio la vuelta abrazándose perezosamente a la almohada. Miró el reloj y luego a la ventana. Aún era de noche y tenía tiempo. O al menos eso suponía él, que tenía algo de tiempo para hacer lo que habia planeado.

Lo primero que hizo fue levantarse e ir al baño. Se lavó la cara a consciencia y luego fue a por su portátil. Se lo llevó hasta la cocina y lo colocó sobre la encimera sentándose en uno de los taburetes que tenía. Tecleó varias veces y luego, fue hacia lo que quería encontrar. "Kontrak" leyó para sí mismo observando la página.

-Para revertir el efecto basta con romper la piedra- solamente leyó esa frase y cerró la pantalla de nuevo-. Ya está, sólo basta con eso- susurró para sí.

Se dirigió al pasillo para ir a la habitación y dio un salto al encontrarse con un castaño adormilado que andaba a paso de zombie por el piso. Fubuki se apartó al ver que parecía un sonámbulo y vio como se tiraba al sofá. Se encogió de hombros y prefirió ignorarlo. Tenía cosas más importantes que hacer y por supuesto, no podía ponerse a preocuparse por Endou. No quería tener que volver a fingir ser Gouenji porque no se le daba para nada bien hacer que era otra persona. Y ya lo había comprobado suficientemente.

-Oh vaya, Fubuki- escuchó una voz en susurros por el pasillo detrás suya.

Esta vez era Kazemaru, que iba con los cabellos un poco revueltos de toda la noche y con algo de ojeras. El peliazul tiró del brazo de Fubuki y entraron en la habitación en la que había dormido con Endou. Cerró la puerta tras de sí y le hizo un gesto para que se callara.

-Ayer me tuviste muy preocupado- le regañó.

-¿Y vosotros que hacéis levantados a esta hora? Son las seis menos veinte de la mañana- le dijo señalándole el reloj de la pared.

-No me cambies de tema- dijo Kazemaru poniéndole un dedo acusador en el pecho-. ¿Qué estuviste haciendo ayer?

-B-bueno... es una larga historia... Si tuvieras que contar algo lo cual es poco creíble y estás seguro de que probablemente no te van a creer... ¿Qué harías?

-Lo intentaría al menos- se encogió de hombros.

-Bueno puedo intentarlo ¿vale? Aún así, no sé si entenderás todo, aún yo ni lo entiendo- dijo Fubuki cerrando los ojos y sentándose en la cama junto con Kazemaru a su lado.
Así comenzó a relatarle sobre todo lo que Midorikawa le había contado, lo que había descubierto sobre Gouenji de esos cinco años anteriores, en los cuales todo había sido por él. Le contó sobre Atsuya y el por qué de todo aquello, las razones que hacían que ahora todo cobrara más sentido. Kazemaru le escuchó atentamente, alucinando, porque desde luego la situación era para alucinar, y para alucinar bien.

-¿Así que Gouenji sólo ha estado tratando de cuidar de Atsuya y solucionar su doble personalidad para que no te hiciera daño?- preguntó con los ojos abiertos como platos.

-Al final Shuuya estuvo cuidando de mi hermano mientras estudiaba medicina, y pensar que... yo...- escondió la cabeza entre las manos, apoyando los codos en las rodillas.

-No me lo esperaba- Kazemaru parecía no entenderlo, o más bien, no llegar a comprender la complejidad de todo aquello-. Bueno, ¿y cómo es que Atsuya está vivo? Había muerto en aquel accidente que tuviste con tu familia, ¿no?

-Así es, o eso es lo que me dijeron antes de mandarme al orfanato...

Flashback

-¡Tienes razón papá!- dijeron ambos chicos zanjando la discusión en la cual peleaban por como podía ser un equipo perfecto. Llevaban peleando durante casi todo el viaje en coche de vuelta a casa, Atsuya, alegando que un equipo para ser perfecto lo que necesitaba era el mejor ataque, y Shirou contrarrestando diciendo que si no había defensa, de nada servía poder atacar. El padre de ambos había dicho que para llegar a ser perfectos tan solo tenían que mantenerse unidos, estar juntos...

¿Por qué... tú? | Inazuma ElevenWhere stories live. Discover now