~"Shuuya, vuelve..."~

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«Como si no existiera...» Esas cuatro palabras hicieron que las rodillas de Fubuki se clavasen el el suelo con un golpe sordo. Apoyó la cabeza en sus piernas, le abrazó como pudo y sintió que el mundo se le venía encima. No podía estar sucediendo aquello. «Por mi culpa» pensó aún en shock.

—Shuuya— repitió sin hacerle caso a Midorikawa, volviendo a zarandearle un poco, sin resultado alguno. Seguía sin reaccionar, y eso hacía que la ansiedad que Fubuki sentía fuera cada vez mayor. Ahora haber vuelto a su cuerpo era lo que menos le importaba, ahora, nada le importaba más que creerse aquello que con todas sus fuerzas deseaba que no fuera más que una broma. Gouenji nunca había sido bromista, pero aún así, deseó que de repente le hiciera uno de esos típicos "Buh" y le dijera que era una broma pesada—. Shuuya— sollozó—, venga, ahora no puedes, ahora no... Después de todo lo que hemos pasado no puedes hacer esto...

Se abrazó con más fuerza a él, y se quedó aspirando su olor, el olor que tanto le embriagaba y tranquilizaba siempre. Alzó la mano desde su posición para tocarle la mejilla levemente, notando su piel cálida en los dedos.

Apretó los dientes, ¿aquello era una broma del destino? Si así er, estaba siendo muy cruel con él. ¿Qué le había hecho al mundo? Se preguntaba una y otra vez lo mismo, sin encontrar respuesta. Apretó las manos, enfadándose consigo mismo, con el mundo... Y luego se levantó para mirar a Midorikawa.

—¿Por qué no me lo dijiste?— le reprochó con una mirada helada.

—¡Es lo que intntada decirte! ¿No lo ves?— gritó el peliverde indignado— ¡Yo intentaba decirte que era peligroso y aún así...!

—¿¡Y aún así lo hice!? ¿Es eso acaso lo que me vas a decir?— preguntó también entre voces— ¡Si fueras yo seguramente sabrías por lo que he pasado y la desesperación que tenía cuando rompí la piedra! ¡No puedes culparme cuando...! ¡Cuando ni siquiera me avisaste!— su voz volvió a quebrarse, pero no iba a llorar. Esta vez no iba a hacerlo, no quería mostrarse débil, quería demostrar que podía aunque en su interior todo se estuviera marchitando de nuevo.

—¡Y te avisé! ¡Te dije que no hicieras nada... y lo hiciste!

—¿¡Y qué esperabas que hiciera!?— preguntó desesperado— ¡Y lo más importante! ¿¡Qué haré ahora!?

No podía parar de gritar, y era la primera vez que Fubuki hablaba así con alguien, la primera vez que le gritaba a una persona de esa manera, era tal la desesperación que no se había parado a pensar en nada.

—Ahora no puedes hacer nada— dijo con tono serio Midorikawa— Gouenji sabía de las consecuencias de todo esto, él aceptó, no puedo hacer magia para que vuelva.

Las palabras de Midorikawa encendieron más a Fubuki.

—¡No le eches las culpas! ¡Y si la hiciste para cambiar de cuerpos busca la manera de hacer que vuelvas, que a lo mejor puedes— le susurró en tono mordaz.

Fubuki casi no se reconocía, las cosas que estaba diciendo y la forma en la que le hablaba a su amigo era demasiado dolorosa, y lo era para ambos. Para Midorikawa, que era el que escuchaba aquellas palabras, y para Fubuki, que se arrepentiría luego de haber peleado de ese modo con su amigo.

—No puedo Fubuki, ojalá pudiera...

—¡Pues deberías!— no sabía que más decir, la culpabilidad comenzaba a aparecer, Fubuki sabía que no era su culpa en realidad— ¿Y ahora qué hago?— clamó con un suspiro.

—Gouenji está ahí, ahora mismo no controla sus movimientos, es como si su cuerpo lo controlase su subconsciente, digamos que es como si fuera sonámbulo— explicó.

¿Por qué... tú? | Inazuma ElevenWhere stories live. Discover now