~"Te quiero, Shirou..."~

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-No entiendo nada, Mido-chan- dijo Fubuki como por enésima vez.

Estaba acostado en la cama, con el ordenador sobre sus piernas, y con Blizzard a su derecha, a la cual le acariciaba con la mano. Al parecer la gata no reconocía al dueño sólo por su físico, aunque se acercaba mucho a Gouenji confundiéndole con el Fubuki original. Llevaba varios días en aquella casa enorme, acompañado por la gata más que por Gouenji, ya que a este ni siquiera quería hablarle, ni pensar en que lo tenía cerca, que dormía en el sofá del salón y él entre sus sábanas.

-Yo tampoco, Fubu-chan- dijo igualmente el mencionado encogiéndose de hombros en la pantalla de Skype-. Gouenji no es de comportarse así. Él normalmente cuando toma una decisión no suele echarse atrás, a no ser... que esa decisión no fuera la original.

-¿Insinúas que no quería dejarme?- decía mientras tecleaba en google trivialidades como: «Cambio de cuerpos entre chicos» o «¿Cómo volver a mi cuerpo original?». Ahora sólo le salían resultados de Mundo Yaoi y de Fanfiction, aquello no era justo, él no estaba buscando para leer yaoi, quería una solución inmediata. Soltó un bufido y volvió a la pantalla de Skype.

-No, insinúo que algo debe de haber planeado, sino no se habría comportado así, piénsalo, tú le conoces bien, por lo tanto, sabes que esto no es muy normal ¿no?- decía mientras Fubuki seguía buscando en google otra vez, tentado a encontrar algo de ayuda.

Empezó a leer distintos párrafos de las páginas secundarias que le ofrecían, pulsaba en distintas entradas, y sin saber como, acabó en una página que parecía describir cosas sobre brujería antigua, hechizos y cosas por el estilo. Era un blog, con un fondo negro y con letras que resaltaban y daban una nota de misterio a esa extraña página.

-Bingo- murmuró Fubuki.

-¿Qué has encontrado?- cuestionó un curioso Midorikawa.

Fubuki se puso a leer en voz alta directamente.

-»Antiguamente, se llevaba a cabo una técnica muy famosa entre el mundo de la hechicería y la brujería, llamada "El kontrak". Consistía en cambiar los cuerpos de dos individuos poco semejantes tanto en carácter como en físico. Según el kontrak, las almas se quedan estáticas a la espera de que el cuerpo cambie hasta parecerse al del otro individuo con el que se ha aplicado la técnica. Su uso podía llevarse a cabo a través de multitud de técnicas, una de ellas, ni más ni menos, se llevaba a cabo encontrando la piedra Kiptrokitek, la cual, era la más famosa y por la que la técnica acabó llamándose el kontrak. Dada la dificultad para encontrar la piedra, muchos hechiceros encontraron semejantes que podían llevar a cabo el proceso, que, al no ser con la original, acababa por desaparecer tras unos días o semanas, lo que era suficiente en muchas ocasiones dependiendo del fin con el que se quisiera llevar a cabo el intercambio de cuerpos. Ahora bien, el hechicero debía de preparar bien ambas piedras y su utilización debía de ser concisa.«- paró de leer frotándose los ojos- ¿Pero quién iba a saber hacer eso...? Y mucho menos ¿quién y con qué fin nos lo haría?

-No tengo ni idea- respondió Midorikawa llevándose una cucharada de helado a la boca, empezando a hablar con la boca llena-. Lo que sí es que es súper extraño y no llego a entenderlo. Pero bueno, según el kontrak en unos días volveréis a tener vuestros respectivos cuerpos.

-Eso sería contando con el hecho de que el kontrak exista y que no hayan utilizado la Kiptrokitek- dijo con voz grave-. Bueno, voy a seguir investigando, hablamos luego.
Le sonrió y le guiñó un ojo, ya que había visto a Hiroto llegar por detrás para darle una sorpresa. Se despidió con una mano y cerró la pantalla antes de que el pelirrojo viera que estaba hablando con él, seguro que no le creerían.

-Oh oh- murmuró.

Fubuki maldijo y agachó la cabeza, necesitaba ir al baño otra vez. Aquello le estaba empezando a desquiciar, no se acostumbraba con el paso de los días. Entró y cerró la puerta de aquel gran baño a su espalda, suspirando. Ya era casi la hora de la cena, y se propuso hacer tiempo antes de tener que bajar con Gouenji, con el cual casi ni se cruzaba a consciencia, pero cruzándose inevitablemente a la hora de las comidas.

¿Por qué... tú? | Inazuma ElevenWhere stories live. Discover now