Capítulo 26

28.5K 2.4K 212
                                    

NATHALIA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NATHALIA

En cuanto llego a casa de Johnvid después del juego estúpido que Daron decidió montar, vuelvo a sentir la nostalgia invadirme. Saber qué debo irme y dejar todo lo que quise empezar aquí, me resulta doloroso porque no funcionó como quise. Vid nunca fue Vid, siempre fue Lysander; un completo desconocido para mí. Aquella persona que creí conocer durante tanto tiempo y que nunca existió.

Me dejo caer al suelo, deslizando mi cuerpo por la puerta de la habitación, mientras la desesperación hace de la suyas dentro de mí. Las lágrimas salen de mis ojos y no puedo detenerlas por más que las barro con mis dedos. Mi vida ha sido un desastre desde siempre y me he podido dar cuenta hasta ahora. No culparé a nadie por ello, más que a mí misma por mi ceguera, por no haberme dado cuenta y por no haber prestado la atención adecuada a las personas que han estado conmigo. Tuve que venir a Dijon para poder ver lo que ante mis ojos siempre ha estado. Sorbo mi nariz y limpio las lágrimas que han mojado mis pestañas, para después ponerme de pie.

Tomo la maleta que traje conmigo cuando dejé solo a Lucas y decidí tomar la mala decisión de vivir con el traidor que creí era mi amigo. Nunca desempaqué del todo cuando llegué. Suelto un suspiro y recojo las pocas cosas que se encuentran esparcidas entre la habitación y el baño. Echo un último vistazo a la habitación y recuerdo las veces que he estado aquí con quien conocía como Johnvid y me dan más ganas de llorar. Voy a extrañarlo y de eso no hay duda. No lo odio porque en el fondo la culpa no es toda suya; en él no recaía la obligación de contarme sobre mi verdadera identidad, esa obligación siempre ha sido de mi padre, pero no lo hizo y, sin embargo, tampoco lo culpo a él, porque hasta ahora comprendo que solo lo ha hecho para protegerme. Solo ha estado haciendo, lo que cualquier padre haría por un hijo, a pesar de que no soy su hija.

Salgo de la casa con maleta en mano en dirección hacia la cafetería en donde por última vez vi a mi padre, no quiero pedir su ayuda, porque mi orgullo es grande, pero mi mente me grita que solo es un favor que me debe, por haberme mentido.

Cuando llego allí, está el mismo chico de la otra vez, le pregunto por Lucas, pero me dice que ha viajado a Borgoña por asuntos personales. Suspiro ante la idea de que esos asuntos personales que ha ido a atender tratan sobre mí. No me queda más que agradecerle al chico y volver a salir por la puerta de cristal pesado. Miro a todos lados pensando en qué hacer, volver a Borgoña solo para pedirle dinero a Lucas es riesgoso, además, ahí está Daron. Y en cuanto papá sepa que estoy huyendo, intentará detenerme.

No pienso quedarme aquí un minuto más, meto la mano a mi bolsillo y veo lo poco que queda de mis ahorros, unos cuantos euros es todo lo que tengo y maldigo por lo bajo, porque tendré que ir a buscar a mi padre. Me encamino a la parada de autobuses y tomo el primero que sale hacia Borgoña.

Voy mirando por la ventana y levanto la vista hacia el cielo que empieza a oscurecerse, mientras me cuestiono a donde iré después de ver a mi padre y despedirme. No conozco más ciudades que Dijon y Borgoña, nunca he salido de viaje en todo lo que recuerdo. Estas ciudades son todo lo que conozco. No tengo familia a la que correr por ayuda y pensar en ello hace que se me apriete el corazón por la miseria. Estoy completamente sola en este mundo.

Daron, un ángel para Nathalia © [Libro 1]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora