Capítulo 1.

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Se miró frente al espejo estando en sólo ropa interior, era su primer día y ese también era su primer año de instituto y esperaba que fuera agradable, al menos sabía que sus amigas también irían a su instituto a pesar de no saber si quedarían en su mismo salón. Suspiró y se acomodó el sujetador para disimular su casi nulo busto, asegurándose que se veía tan natural como uno de verdad. Apretó los labios unos segundos mientras volvía a inspeccionar su cuerpo, todo parecía ahora en su lugar. Tomó la blusa del uniforme y se la colocó con rapidez al igual que la falda para volver a estar frente al espejo, maquilló su rostro un poco, en sus pestañas algo de rímel rechazando la idea de usar pestañas postizas como le sugirió su mamá para que se viese mejor, eso le tomaba más tiempo y lo último que quería era llegar tarde a clases y más en su primer día.

Salió de la habitación cuando creyó que no le faltaba arreglar nada más, bajó las escaleras encontrándose con el exquisito aroma del desayuno que su mamá había preparado, suspiró como quinta vez en esa mañana al momento que tomó asiento en la mesa, viendo a su madre aparecer desde la cocina con su desayuno, quien le regaló una ligera sonrisa.

—Buen día mamá —saludó y ésta frunció su ceño haciendo que notase su error, porque su voz había sonado demasiado grave para ser la de su "hija" —Lo siento —se disculpó en un tono más bajo y agudo.

—Buen día Tae.

Taemin.

La corrigió mentalmente porque había veces en las que él tenía que recordarse como era su nombre completo y que no era mujer como su mamá le veía, aunque estaba acostumbrado a eso, a fingir ser una mujer frente a ella y todas las personas a su alrededor porque no sabía cuántas en verdad conocían que él era hombre, quizás su abuela y su tía, ni siquiera estaba seguro de que su primo lo sabía, porque la mujer frente a él podía parecer una persona enferma al haberlo obligado durante toda su niñez y ahora su adolescencia a vestirse de niña, pero para él eso no tenía importancia, era su madre y él haría lo que estuviese a su alcance para que ella fuera feliz, así sea vestirse de mujer por el resto de su vida.

Ella se sentó frente a él comenzando a hablarle de los cuidados que tenía que tener con respecto a los chicos en el instituto, que no era igual a cuando estaba en la escuela, que éstos eran bastante curiosos y algunas veces se entraban a los baños de las mujeres para verlas bañarse, al menos cuando eran las clases de educación física, él escuchó atentamente cada una de las cosas que le fueron dichas, aunque no era un niño tenía algo de conocimiento con respecto a eso, al menos algo parecido dijo Min Young una de sus amigas que iba en último año de instituto. Pero él sabía que aquellas palabras de su mamá no eran porque alguien le pudiera ver con poca ropa sino por lo que podían descubrir, causándole problemas, ni siquiera sabía cómo ella lograba que lo aceptasen sin tener problemas por vestir de mujer al momento de estudiar.

—No más —su madre le quitó la tercera rebanada de pan tostado que había tomado —debes mantener la figura

La vio retirar los platos del desayuno desapareciendo en la cocina, él debería estar acostumbrado a la interminable dieta que su madre le decía debía llevar, no importaba cuánto a él le gustase el pan tostado no podía comer más de dos rebanadas así fuera lo único que existiera en la mesa, pero su mamá siempre se encargaba que tuviera una ensalada en su desayuno para que no pasara hambre hasta la hora del almuerzo, que era una caja de comida saludable preparada por ella misma, en varias ocasiones se vio tentado a botarla y comer igual que sus amigas pero su consciencia no le permitía, diciéndole que mientras él quería botar la comida habían quienes pasaban hambre.

Subió a su habitación para cepillarse los dientes y corregir el maquillaje en la zona que al agua había tocado, colgándose su mochila de color beige y rosado que fue elegida por su mamá en el centro comercial, era un modelo muy común en la temporada en donde la mayoría de chicas tenían mochilas iguales con la diferencia de colores, la suya tenía osos pandas alrededor de toda a excepción de los tirantes que eran sólo beige. Volvió a bajar las escaleras encontrándose con su madre esperándole en la sala de estar que cuando lo vio se levantó del sillón en el que estaba, dirigiéndose a la puerta porque en su primer día sería ella quien le llevase a clases en días posteriores debería tomar el autobús junto con los demás estudiantes.

Sólo eres tú (BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora