Epílogo

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Midori no dejaba de gritar. Sus brazos se habían agrandado. Era increíble. No entendía qué era lo que pasaba, por qué a ella. Dejó de gritar, y abrió los ojos. Habían cambiado de color. Ya no eran el verde esmeralda que tanto me gustaba mirar, eran completamente rojos. Estaban inyectados en sangre. No era ella. Lo vi nada más me miró. Su mirada estaba llena de odio, odio hacia mí. Me lanzó tan fuerte que me estampé contra la pared de piedra.

Oí los gritos de los demás, sorprendidos ante la acción de Midori. No era ella. No entendía lo que le había pasado, hasta que el hombre tiburón habló. Se tragó todas las pastillas que tenía en su bote. Hasta la última. Entonces empezó a transformarse. Sus músculos crecieron, hasta sus dientes se afilaron. Daba miedo de verdad.

Cuando me levanté, Midori volvió a por mí. No podía atacarla, era... era Midori. No en ese momento, pero seguía ahí dentro, en algún lugar. No pensaba herirla. Pero el ser que estaba ahora dentro no dudo en darme un buen puñetazo sobre mi estómago. Dolió mucho.

- ¡Midori! - grite, y volvió a pegarme. Me levanté una vez más. - ¡Sé que estás ahí! ¡Lucha!

Otro golpe más. Pero no me rindo. Sigo llamándola, mil veces más. Hasta que me muera. Me acerco hacia ella, y una vez más me golpea. Parece un bucle sin fin.

No sé cuánto tiempo llevamos ya así. Se acerca hacia mí, pero ésta vez no me golpea. Le doy un pequeño beso en la mejilla, y ella cierra los ojos. Cuando los abre, todo mi cuerpo se estremece. Midori está de vuelta, es ella una vez más. Me mira confusa, pero es ella. El verde esmeralda está de vuelta.

- Eres tú, son tus ojos.

Y entonces todo se vuelve negro.


Me quedo sin habla. No sé qué decir. Todas sus heridas son culpa mía. Si no me hubiese bebido ese estúpido zumo...

- Sé lo que estás pensando, y no es culpa tuya.

Le abrazo con todas mis fuerzas, siento cómo mis ojos empiezan a aguarse. Empiezo a llorar en nada.

- ¿Estás llorando?

- No.

Se separa de mi abrazo para mirarme a los ojos, y sonríe. Me limpia las lágrimas con sumo cuidado.

Nos sentamos sobre la hierba, y miramos al inmenso mar que nos rodea.

- No sé dónde estaría ahora si no te hubiese conocido, la verdad. Siempre me he sentido una inútil, y el día en el que...

- No hace falta que recuerdes el pasado.

- Lo necesito, de verdad. - apoyo mi cabeza sobre su hombro, y miro a las estrellas - Cuando llegaste al bar y te enfrentaste a esos idiotas, volví a tener esperanza durante un corto periodo. Había estado muchísimos años sin tener ese sentimiento. La esperanza es lo único que se pierde, ya sabes. Yo lo había perdido hace mucho. Pero entonces llegaste tú. Tal vez todo esto suene demasiado cursi, pero es la verdad. Si no nos hubiésemos cruzado, seguiría sirviendo a hombres que se aprovechaban de mí. Hasta que se cansasen. Pero el destino quiso juntarnos por alguna razón, y lo agradezco. Me he convertido en una persona fuerte. Puedo defenderme. Y es gracias a ti. Ya no soy la inútil del grupo. He logrado cambiar, y quería darte las gracias, porque nunca lo habría hecho sin ti.

Pasan pocos segundos hasta que siento su piel contra la mía. Nos hacemos uno.

***


Entendí todo mi pasado cuando el cuaderno llegó a mis manos. Era una mañana muy fría, y estábamos en busca de nuestra próxima aventura. ¿Qué nos deparaba? Desde luego nunca pensé que me encontraría con aquello.

La inútil del grupo [One Piece fanfic]Where stories live. Discover now