Capitulo 3

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Ya es lunes. Avril sigue enfadada conmigo. Lo sé porque se pasó todo el domingo encerrada en su habitación; no salió para nada excepto para ir a picotear comida al refrigerador, lo noté cuando yo fui a buscar algo de comida.

Ahora me encuentro sentado frente al televisor y tengo un dedo apretando el control, no hay nada bueno a esta hora. Me he levantado relativamente temprano, como a las once de la mañana, a pesar de que también salí la noche anterior. Siempre despierto tarde, cuando abro los ojos ya escucho que Avril ha llegado de la universidad. Si, ahora mismo ella no está. Avril estudia por las mañanas. Periodismo, ¿o era literatura? Quien sabe, solo sé que tiene relación con libros y la escritura. Ella sueña con que algún día se convertirá en una escritora famosa. Es buena estudiante y además tiene una gran imaginación. Me alegro que ella esté haciendo lo que le gusta, y algo productivo para su vida. No como yo, que no hago absolutamente nada y el único dinero que tengo es el que cada mes mi hermana me deposita, porque su hermano “el fracasado” le da lástima. ¿Y ese dinero en donde termina? Alimenta mi diversión. No me quejo, eso hace que me sienta menos miserable y menos fracasado.

Escucho que la puerta del departamento se abre. ¿Avril ha llegado ya? ¿Cuánto tiempo he pasado frente a la televisión sin ver nada en específico? Supongo que perdí la noción del tiempo. Dejo de cambiar de canales y bajo el volumen. Giro la cabeza y la veo caminando por el pasillo que lleva hasta donde estoy: La sala-estudio.

Avril siempre me ha parecido bonita, es una chica hermosa. Recuerdo el día que la conocí, los primeros días de la secundaria. Ella era nueva en la ciudad. Intente ligar con ella y evadió todo eso con  un “crees que tú y tu bonita cara dejan a cualquiera sin aliento”. Su comentario me mató de la risa en ese momento, se notaba que era alguien de carácter y al mismo tiempo que era una persona divertida. Seguramente si ella se hubiera rendido a mis encantos en el momento en que me acerque a ligar con ella, no hubiéramos formado la relación que teníamos ahora. Me alegro mucho de eso.

Ella se para justo al lado del sillón y yo sigo sin apartar la vista de ella. Se mete una mano en uno de los bolsillos traseros de su pantalón color rosa, también lleva una blusa blanca ceñida a su figura. Se lleva la otra mano hasta su cabello que es de color chocolate, pone un mechón detrás de su oreja y se le notan las varias perforaciones que tiene en ella: Tres en el lóbulo y una en la parte de arriba, en el arco de la oreja, todas las perforaciones adornadas con bonitos aretes. Hace un par de semanas que decidió teñirse las puntas de su cabello de color amarillo, se hizo las famosas “mechas californianas”, yo insistí en que no necesitaba hacerlo, su cabello era bonito al natural pero ella me ignoró y dijo algo sobre la moda. Aun así no dejó de seguirse viendo bonita.

Apago la televisión, dándole a una señal de que voy a prestar atención a todo lo que me diga. Sus ojos color miel me miran fijamente y finalmente suelta un suspiro. Hace un intento de sonrisa pero no le sale bien, parece una mueca.

-Hola – dice para acabar con el silencio.

-Hola – contesto y sonrío, contento de que por fin me hable -¿Cómo te fue en la escuela? – pregunto para que la conversación no se acabe.

-Bien – se limita a contestar y suelta otro suspiro, pero no se mueve de donde está.

La miro de arriba abajo pensando en algo más que decir, pero algo detrás de ella es lo que me llama la atención. Ha dejado en la barra de la cocina su bolsa y justo al lado su cuaderno de notas, donde apunta todas las ideas de la historia que está escribiendo.  

-¿Algún día me lo enseñaras? – digo señalando con la cabeza.

Ella se vuelve y ve su cuaderno de notas. Cuando vuelve a mirarme tiene una media sonrisa dibujada en su rostro, una sincera.

Errores [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora